Para el 2025 habrá más miopes por el uso de celular

Estiman que 70% de los jóvenes serán miopes

«Actualmente más de la mitad de los niños presentan ya problemas visuales», dijo el especialista.

Dicho en términos simples, la miopía es un problema que se manifiesta cuan­do una persona percibe borrosos los obje­tos lejanos, causada por un alargamiento del globo ocular o una falla en el cristalino.

El jefe de la carrera de Optometría de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iz­tacala, de la UNAM, Óscar Antonio Ramos Montes, dio a conocer que para el 2025 siete de cada 10 jóvenes serán miopes. De acuerdo con el especialis­ta, actualmente, cerca de 80% de los niños ya son miopes o sufren algún tipo de error refractivo, como hipermetropía, as­tigmatismo o presbicia, esto por el uso in­moderado de los dispositivos móviles.

«El problema es que utilizar un dispo­sitivo electrónico obliga a que el ojo en­foque en un espacio en particular durante un tiempo prolongado y, como con cual­quier otro órgano del cuerpo, exigirle de­masiado lleva al desarrollo de alteraciones de visión», detalló Ramos Montes.

El especialista señala que un proble­ma de visión se pude identificar cuando se tienen constantemente los ojos rojos, se siente cansancio y dolor de cabeza por el esfuerzo de ver un objeto de lejos o de cerca. «Cómo medida de prevención es necesario realizarse chequeos con el oftal­mólogo y no usar por periodos prologados los dispositivos móviles», finalizó.

Lea también: Pacientes con migraña corren mayor riesgo de sufrir infartos

«Padecía el síndrome de VKH, una enfermedad de la que no podría curarme»

«Hace un año, me detectaron una in­flamación en el nervio óptico, esta ocasio­naba que viera borroso e, incluso nada. Me mandaron con un neurooftalmólo­go, quien me diagnosticó el síndrome de Vogt–Koyanagi–Harada (VKH), una enfer­medad de origen desconocido que afecta los ojos y provoca la pérdida de la vista. El tratamiento lo aplicaban vía intravenosa, pero no estaba surtiendo efecto.

Subí de peso, me deprimí y dejé de ir a la escuela, ¡los vicios se convirtieron en una vía de escape! El momento más difícil fue cuando no hubo otra opción más que internarme en neurología. Fue la sema­na más triste porque dejé de realizar mis actividades. Pensé que no había solución para mí y sentí que les estaba arruinando la vida a mis familiares.

En ese lapso, mi madre conoció la Univer­sal y, cuando me permitieron salir del hospi­tal, me invitó y fui con ella. Ahí, escuché que si le entregaba mi vida a Dios y le pedía con fe que me sanara, Él no me fallaría. Lo hice, perseveré, y un día me hice nuevos estudios que confirmaron mi cura. También volví a mi peso ideal, mi ánimo se levantó, superé los vicios y retomé mis estudios.

El milagro que Dios me concedió es ejemplo de lo que sucede cuando uno de­cide creer en el Dios de la Biblia.» -Brenda Ramírez