Sin tranzas se avanza

Sin tranzas se avanza

Por Social Media

¿Quién no quiere compromiso y fidelidad? ¿Acaso hay alguien que desee lo contrario? Muchas veces deseamos la bendición, pero no el compromiso que esta conlleva.

El pasado 16 de octubre el obispo Franklin Sanches explicó lo que es un pacto con Dios y por qué la fidelidad, la honestidad y la entrega son fundamentales para ver a Dios en nuestra vida. Sin embargo, la mayoría solo mantiene una relación con Dios como si Él fuera un proveedor de servicios, como algunos dicen: «Solo lo llamo cuando lo necesito».

Esta es la razón de por qué muchas vidas están destruidas aun estando dentro de la iglesia, aun diciendo que creen en Dios. Porque como apuntaba el obispo: «¿Quién de ustedes daría la llave de su casa en la mano de una persona en la que usted no confía?, ¿quién entregaría sus negocios en la mano de una persona que usted sabe que es desleal?, ¿quién lo haría?, ¿cómo es que yo puedo esperar que Dios me confíe su grandeza, sus milagros, sus bendiciones más abundantes, si yo no quiero tener compromiso con Él?».

Si lo pensamos bien, es como querer sacar ventaja de Dios, es aprovecharnos de Él sin querer dar nada a cambio. Como el obispo enfatizó: «Muchas personas quieren tener ese tipo de relación con Dios, esa relación sin compromiso, y es por eso que la persona no tiene vida con Dios, es por eso que no podrá ser beneficiada por las cosas que Él tiene reservadas, porque Dios las reserva para aquellos que se someten a Él, para aquellos que se comprometen con Él».

El obispo explicó que cuando hablamos de pacto, estamos hablando de tomar la decisión de entregar la vida para Jesús, no solo para las bendiciones sino también para darle lo que Él quiere de sí mismo. «Es así, es pacto, es como un matrimonio», enfatizó. Con Dios «seré tratado de la manera como yo lo trato a Él, voy a recibir lo que yo le estoy dando a Él».

La historia que fue usada para ejemplificar esta situación fue la de Jacob, quien pese a ser hijo de Isaac y nieto de Abraham, tenía una vida de miseria, una vida destruida a causa de sus malas decisiones. El obispo recordó cómo Jacob constantemente quería ir por la vía rápida, como cuando engañó a su padre para recibir la bendición de la primogenitura, haciendo trampa, pero eso tarde o temprano le cobró la factura.

«Y salió Jacob de Beerseba, y fue para Harán. Y llegó a cierto lugar y pasó la noche allí, porque el sol se había puesto; tomó una de las piedras del lugar, la puso de cabecera y se acostó en aquel lugar. Y tuvo un sueño, y he aquí, había una escalera apoyada en la tierra cuyo extremo superior alcanzaba hasta el cielo; y he aquí, los ángeles de Dios subían y bajaban por ella. Y he aquí, el Señor estaba sobre ella, y dijo: Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abraham y el Dios de Isaac […]. He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que vayas y te haré volver a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he prometido. Despertó Jacob de su sueño y dijo: Ciertamente el Señor está en este lugar y yo no lo sabía. Y tuvo miedo y dijo: ¡Cuán imponente es este lugar! Esto no es más que la casa de Dios, y esta es la puerta del cielo.» (Génesis 28:10-17).

El pasaje anterior nos refiere al momento en el que la persona comprende que necesita hacer una alianza con Dios para cambiar cualquier situación, al entender que la raíz de sus problemas era no tener un compromiso con Él. Cuando Dios mostró las escaleras para Jacob, le estaba revelando que no era a través de engaños, ni de mentiras, ni a través de tranzas que iba a subir, que iba a tener éxito. Al contrario de lo que comúnmente se dice, «el que no tranza, no avanza», con Dios no funciona así, «él (Jacob) tenía que aprender a subir con Dios, escalón por escalón. Usted que viene a la iglesia no piense que su vida va a cambiar de la noche a la mañana, porque no será así, es escalón por escalón. En la medida en que usted va aprendiendo la palabra, va colocándola en práctica y va obedeciéndola; usted comienza a subir, comienza a avanzar, escalón por escalón, sin tranza, sin apresurarse, sin desesperación, confiando, porque Dios está arriba (Él tiene todo el control)», explicó el obispo.

«Y se levantó Jacob muy de mañana, y tomó la piedra que había puesto de cabecera, la erigió por señal y derramó aceite por encima. Y a aquel lugar le puso el nombre de Betel, aunque anteriormente el nombre de la ciudad había sido Luz. Entonces hizo Jacob un voto, diciendo: Si Dios está conmigo y me guarda en este camino en que voy, y me da alimento para comer y ropa para vestir, y vuelvo sano y salvo a casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal será casa de Dios; y de todo lo que me des, te daré el diezmo.» (Génesis 28: 18-22).

Por eso cuando una persona logra ver su verdadera condición delante de Dios, empieza a tomar actitudes, el cambio no es apenas un deseo, sino que la persona decide cambiar de rumbo y hacer lo que es correcto, decide hacer un Pacto, con beneficios, pero también con obligaciones.

El obispo explicó que, «cuando él [Jacob] derramó todo aquel aceite en el altar, él estaba diciendo, a partir de hoy yo dependo de ti, tú serás mi sustento, del Señor vendrá mi provisión. Por eso es que Él derramó el aceite, aquel aceite representaba toda la vida de Jacob que era colocada en el altar. Cuando la persona hace eso, cuando toma esa decisión de entregar realmente toda su vida, pasar a vivir en la dependencia de Dios, entonces ella tiene acceso a lo que Dios tiene».

Si usted quiere vivir una vida con paz, con bendiciones; si usted quiere vivir la vida abundante que Dios promete, solo necesita tomar una decisión: haga un pacto, entréguese a Dios y sea fiel en todas las áreas de su vida. Como señaló el obispo, cumpla su palabra, vigile cómo usted trata las cosas de Dios. Así usted tendrá acceso a la vida de bendición que Dios les da a los que le honran, así usted no vivirá una vida de dolor y caos, sino una de paz.

Quizás usted está en la iglesia y está sufriendo, porque hasta ahora no ha decidido hacer un pacto con Dios, no lo dude más y coloque toda su vida en el Altar. Hoy usted puede despertar y asumir: «Yo seré fiel, yo quiero un pacto con Dios».

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