«Mis agresiones les generaron traumas a mis hijos»  

«Mis agresiones les generaron traumas a mis hijos»  

Por Departamento Web 2

La familia es el comienzo de la vida en sociedad para cualquier individuo. En ella aprendemos a relacionarnos con los demás y a respetar límites. Y más allá de enseñarnos valores que orientarán a cada individuo, la Secretaría de Salud (SSA) describe que, cuando esta célula fundamental es saludable, los infantes que forman parte de ella absorben «elementos esenciales para lograr un óptimo desarrollo psicológico y emocional, permitiéndole contar con herramientas para evitar alguna patología mental o adicción». Esto a su vez permite que los menores puedan transitar a la adolescencia y adultez de manera saludable. 

En cambio, un ambiente negativo genera consecuencias, no solo en los niños, sino también en el resto de los integrantes. De acuerdo con la SSA, las consecuencias de las agresiones en el medio familiar pueden manifestarse principalmente en 4 aspectos: 

  • Físicas: cuando en el medio hay agresiones físicas, las víctimas presentan lesiones temporales hasta daños permanentes al grado de crear una discapacidad. 
  • Psicológicas: el miembro familiar afectado presenta alteraciones como baja autoestima, pesimismo, aislamiento, tristeza, sentimientos de ira, entre otros. 
  • Conductuales: el individuo se comporta agresivamente y no logra dominarse en ambientes sociales, escolares, laborales, etc. 
  •  Psiquiátricas: se dan casos de depresión, ansiedad, trastornos del sueño o la personalidad, abuso de sustancias… 

Por la importancia de esta institución, en México, cada primer domingo del mes de marzo, se conmemora el Día Nacional de la Familia, con el objetivo de fomentar hogares fuertes, saludables y unidos. Sin embargo, las estadísticas son alarmantes, pues según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNP), los casos de violencia familiar han ido en aumento, convirtiéndolo en uno de los delitos más graves e inquietantes del país. 

Un caso real 

Años atrás, la familia de Leydi Noemí Tamay formó parte de estos casos: «Los problemas con mi esposo eran constantes, él era mujeriego, se iba a bares y los dos tomábamos mucho alcohol. La situación generaba que hubiera pleitos constantes entre nosotros. Por otro lado, yo era agresiva con mis hijos, mi carácter comenzó a causarles traumas, además ellos no me querían por ser muy estricta, sin embargo, yo actuaba de esa manera porque pensé que era lo mejor para ellos».  

Lo que ella no contaba es que una de sus hijas resultó afectada en su salud física e interior: «Ella tenía gastritis, colitis y muchos dolores de cabeza. Solo que los especialistas no le encontraban nada. Y a esto se sumó la depresión, sentía ganas de quitarse la vida para darle fin a su dolor». 

Tiempo después, Leydi encontró trabajos de brujería en su negocio: «Las cosas empeoraron en mi matrimonio. Eso me llevó a sentirme amargada, no encontraba el modo de desahogarme». 

En medio del dolor que ella y sus seres queridos atravesaban, Leydi conoció la Universal y comenzó a acudir a las reuniones sin falta. Ahí aprendió que su familia podía reconstituirse colocando su fe en Dios, pero antes ella misma tenía que cambiar: «Logré tener paz cuando recibí su fuente, es decir, la presencia del propio Dios en mi vida. A partir de entonces, no solo tuve tranquilidad, sino que me volví resistente a los problemas. Seguí fiel en mi fe y, con el tiempo, mi familia y mi matrimonio se fueron reconstituyendo. Hoy, después de tantos esfuerzos, mis hijos vencieron las heridas del pasado y tenemos una vida diferente. Mi esposo y yo logramos dejar las bebidas alcohólicas, y ya no hay infidelidad entre nosotros. Y mi hija, que se encontraba enferma, vive sana y sin depresión. 

Y ahora, aunque surjan dificultades, no les damos importancia, porque sabemos que Dios obra a nuestro favor en las situaciones complicadas», finalizó. 

Hay esperanza

Si has estado triste o tienes depresión, te invitamos a participar en las reuniones del Templo de los Milagros: Av. Revolución núm. 253, en la colonia Tacubaya, CDMX. Por tu fe, es posible superar el mal del siglo.

También puedes consultar el horario de la reunión en la Universal más cercana a tu domicilio.

(*) La asistencia espiritual no sustituye los cuidados médicos. Será el tipo de trastorno, su origen y el modo de ser de la persona los que configurarán la manera de orientar, en cada caso.

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