Mente vs corazón: una guerra constante
Dios colocó la cabeza sobre el corazón por una razón obvia. Para que seamos guiados por ella y no por el corazón, que es desesperadamente corrupto y engañoso.
Sin embargo, desafortunadamente, a muchas personas les parece que el corazón está por encima de la cabeza, pues se dejan llevar fácilmente por él.
Pero cuando una persona mantiene sus pensamientos firmes en Dios, tiene paz. Como está escrito en Isaías 26:3:
«Al de firme propósito guardarás en perfecta paz, porque en ti confía»
Vence esta guerra
Cuando una persona confía en Dios, cuando su mente está enfocada en Él, se vuelve fuerte, segura de sí misma, definida y firme en su fe. Y, en consecuencia, tiene paz. Pero la persona que se deja influir por el corazón termina corrompiéndose.
Es por eso que, para mantener nuestra salvación, nuestra fe, tenemos que guardar nuestro corazón. Tener nuestra mente firme en Dios, pensando en las cosas de Arriba. Algo que permanece en buenas condiciones, o se vuelve duradero, es porque se ha conservado.
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Si deseas mantener la paz, tu salud, tu salvación, tu matrimonio, tu servicio a Dios, entonces tienes que afirmar tu confianza en Dios. Una mente firme son los pensamientos basados en Dios.
Buscar la mente de Cristo
Este era el secreto de los héroes de la fe. Fijaron sus pensamientos en Dios. También sintieron tristezas, fueron decepcionados, perseguidos, agraviados y humillados. Pero no permitieron que nada de esto alcanzara sus corazones.
El corazón humano es débil y fácilmente corrompido por emociones, fantasías e ilusiones. Conclusión: la mente de Dios nos mantiene justos y salvos, mientras que el corazón nos corrompe y nos pudre vivos. Por eso, somete tu mente a Cristo, somete tus pensamientos en Él y estarás seguro y salvo. Usa tu fe inteligente, elige buscar y recibir la mente de Cristo hoy.
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