«Me hicieron brujería para destruir mi prosperidad» 

El éxito de las personas más cercanas suele ser la semilla principal de la envidia. De hecho, los que son dominados por ella buscan el modo de perjudicar a quien posee lo que ellos no han conseguido. Uno de los métodos que muchos recurren para lograrlo es precisamente la brujería. Y no son pocos los que cuentan cómo es que esta acción del mal ha logrado arruinar absolutamente todo, como la familia, el dinero, el amor, un negocio… 

Sin embargo, algunos no son afectados por ella. Y ese fue el caso de Dulce María Valdivia, quien pasó por esta experiencia. 

Su historia comienza cuando su esposo murió, de ahí se vino la soledad, trayéndole consecuencias: «empecé a padecer del corazón y por eso me enviaron con un especialista. Solo que en el camino conocí la Universal. Entré a la reunión y me gustó, así que seguí buscando a Dios. Conforme fue pasando el tiempo y ponía en práctica mi fe, me fui sintiendo bien hasta que dejé de tener problemas en el corazón y de sentir soledad. Pero no me detuve, pues sabía que con Él iba a recibir muchas bendiciones». 

Dulce siguió en el camino de la fe y, por medio de ella, comenzó a salir adelante; la cuestión fue que a algunas personas no les agradaba ver eso: «Tengo mi campo de maíz, frijol y caña de azúcar. Pero un día encontré cosas raras tiradas en el sembradío; eran botellas llenas de diferentes sustancias de colores morado, rosa y verde. Sabía que eran “trabajos” de brujería hechos con la intención de destruir mi campo. Y sí, la plantación empezó a perjudicarse un poco». 

No obstante, ella no se abrumó, pues sabía qué hacer para vencer ese mal. 

El obispo Edir Macedo refiere que la envidia es un espíritu maligno, por lo tanto, es necesario recurrir a las armas espirituales para arrancarla de una vida. La fe en Dios es esa clave. Después de este primer paso, es necesario ir de inmediato al siguiente: buscar la protección divina, y eso solo es posible cuando la persona recibe al Espíritu de Dios en su interior. 

Ese fue el proceso que Dulce siguió: «Determiné con certeza el fin de esa acción maligna en las reuniones. Iba sin falta los viernes, domingos, lunes y miércoles. A pesar de todo lo que otros me habían hecho para perjudicarme, gracias a Dios mi campo está produciendo mucho y he prosperado. 

Por eso es importante que las personas vayan a los Viernes de Liberación Espiritual. Hay mucha gente que no les gusta mirar a otros salir adelante, el mal quiere encontrar un espacio para entrar si nos descuidamos. Todo lo que nos enseñan en la Universal se basa en la Biblia y la verdad que nos transmiten es lo que nos libera. Pero para ser verdaderamente libre es muy importante recibir la presencia de Dios, ponerlo en primer lugar y entregarle nuestro trabajo y nuestra familia en Sus manos; pues Su presencia es lo que me protege de cualquier daño que me quieran hacer», finalizó. 

Viernes de Liberación Espiritual

No existe otra manera para mantenerse protegido, la única opción es estar bajo el cuidado y protección de Dios. Quienes no tienen la armadura del Altísimo están propensos y vulnerables a cualquier ataque.

Y a quienes quieren contar con esta protección, y liberarse de la presencia del mal en sus vidas, les hacemos una invitación muy especial: cada semana se lleva a cabo la reunión de Viernes de Liberación Espiritual, un encuentro en donde podrán orientarte sobre tu caso y, por medio de tu fe, recibir la armadura de Dios.

Contamos con los siguientes horarios 7:30 a. m., 10 a. m., 12 p. m., pero especialmente a las 3 p. m. y 6 p.m.

Te esperamos en Avenida Revolución núm. 253, col. Tacubaya, alcaldía Miguel Hidalgo, CDMX. O en la Universal más cercana a tu hogar.

Continúa con: Revelando lo que está oculto