«Me dieron 72 horas para desalojar mi casa»
«Noté que, desde que fui a casas de limpias, perdí las comodidades que tenía y me endeudé. Pese a eso, las seguí visitando y, como era de esperarse, la situación empeoró: ya no tenía dinero ni para comprar alimento, nadie me quería ayudar ni dar trabajo. Vendí todos mis muebles hasta que, un día, me dieron 72 horas para desalojar la casa donde vivía. Pasaba las noches en vela y llorando.
Mi vida cambió cuando llegué a la Universal, lugar en donde encontré a Dios y las personas adecuadas que me orientaron para tomar decisiones más acertadas; me quedé porque me sentí bien. Cuando llegó la Hoguera Santa, opté por mostrarle mi máximo esfuerzo a Dios. Mi petición fue que pudiera destacar financieramente, pues soy chef y nunca había podido ejercer mi oficio.
Al poco tiempo, como respuesta, Dios me dio la visión de emprender un negocio propio, un restaurante. Aunque no fue fácil ponerlo en práctica, agarrada de su mano logré que desde el inicio tuviera buena aceptación. Por ende, mis ingresos aumentaron y pude pagar las deudas y, nuevamente, adquirir una casa. Hoy no me falta comida. Esto repercutió en mi carácter, ¡estoy feliz!
A pesar de que el Señor me ha permitido conquistar varias cosas, no pretendo quedarme solo con ellas, sino que voy por otras más para que Él sea glorificado. Pero, debo admitir que desde que comencé a depender de mi fe, Dios me permitió ver sus grandiosas bendiciones.» -Rosa Díaz
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