Los cuatro seres vivientes

«Delante del trono había como un mar transparente semejante al cristal; y en medio del trono y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos por delante y por detrás. El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo ser era semejante a un becerro; el tercer ser tenía el rostro como el de un hombre, y el cuarto ser era semejante a un águila volando. Los cuatro seres vivientes, cada uno de ellos con seis alas, estaban llenos de ojos alrededor y por dentro, y día y noche no cesaban de decir: “Santo, Santo, Santo es el Señor Dios, el Todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de venir”.» (Apocalipsis 4:6-8)

Concluyendo nuestro entendimiento sobre la visión que Juan describió en este capítulo, notamos que todo en aquel lugar señala a Quien está sentado en el Trono, el Señor Jesús. El Alfa y el Omega, que rige todas las cosas desde Su Trono celestial, es el centro de las atenciones y de la alabanza de los veinticuatro ancianos, de los siete espíritus de Dios y de los cuatro seres vivientes.

La traducción más precisa del texto bíblico es «cuatro seres vivientes», y no animales, como consta en algunas versiones. Lo que Juan vio no se podía definir exactamente. Eran seres vivos de hecho, no estatuas o figuras, pero su naturaleza no era ni humana ni animal. Por eso, escribió «semejante».

Estaban en medio y alrededor del Trono. Sabemos que cuatro en la Biblia es el número de la Tierra, representando todo y a todos los que están en ella. Así, estos cuatro seres vivientes simbolizan a toda la creación de Dios, con quienes Él hizo un Pacto después del «primer apocalipsis», el diluvio. Note a los cuatro seres vivientes representados en los cuatro grupos en las palabras del Señor a Noé (el ser humano, las aves, el ganado y demás animales):

«Entonces Dios habló a Noé y a sus hijos que estaban con él y les dijo: “Miren, Yo establezco Mi pacto con ustedes, y con su descendencia después de ustedes, y con todo ser viviente que está con ustedes: aves, ganados y todos los animales de la tierra que están con ustedes, todos los que han salido del arca, todos los animales de la tierra. Yo establezco Mi pacto con ustedes, y nunca más volverá a ser exterminada toda carne por las aguas del diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra”.

También dijo Dios: “Esta es la señal del pacto que Yo hago con ustedes y todo ser viviente que está con ustedes, por todas las generaciones: Pongo Mi arco en las nubes y será por señal de Mi pacto con la tierra.”» (Génesis 9:8-13).

Los cuatro seres vivientes daban gloria, honra y acciones de gracia a Aquel que estaba en el Trono y proclamaban que Él vendrá. Eso indica dos cosas: la creación exalta al Creador y aguarda con gran expectativa su redención final. Es lamentable que las criaturas irracionales sean capaces de santificar a Dios y de ansiar por el libramiento divino, pero que tantos seres humanos racionales desprecien al Creador y a Su propuesta de salvación… Aquellos tienen ojos por dentro y por fuera. Pero estos son totalmente ciegos (no ven ni la grandeza de Dios ni la pequeñez de sí mismos).

«Saquen al pueblo ciego, aunque tiene ojos, y a los sordos, aunque tienen oídos (…) Yo, Yo soy el Señor, y fuera de Mí no hay salvador.» (Isaías 43:8,11).

El escenario está ahora definido: la Iglesia fue llevada al Cielo; el Señor está en Su Trono; todo el Cielo Lo alaba y aguarda el derramamiento de Su ira. Pero ¿qué va a suceder? ¡Prepárese para la apertura de los sellos!

Continuará…

Libro: La Tierra va a Prenderse Fuego

Autor: Obispo Renato Cardoso

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