Lo que sucede cuando la persona se engaña

Cuando la persona se engaña es como si estuviera haciéndose un lavado de cerebro a sí misma. ¿Cómo puede la Palabra de Dios lavar la mente que está bloqueada por sus propios pensamientos, que cree en sus propias verdades?

Solo mire este pasaje en 2 Timoteo 3 sobre las personas que vivirán en los últimos días (nuestros días), que habla de características horrendas y, por lo tanto, nadie tiene el coraje de admitirlas:

«También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella. […] Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. […] Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquellos […] mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados.»

La verdad duele, pero libera. El engaño da confort, pero mata.

Es difícil vivir aquí, pero vamos a apegarnos a la Palabra de Dios, ella, sí, nos da el confort que necesitamos.

«Sean también ustedes pacientes. Fortalezcan sus corazones, porque la venida del Señor está cerca» (Santiago 5:8).

Por Cristiane Cardoso

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