La obediencia a Dios termina con la maldición

Este domingo 12 de marzo, inició la semana de «La Mayor Quiebra de la Maldición» en todas las Universal. Por ello el obispo Franklin Sanches inició el Santo Culto señalando que, todos los ahí presentes saldrían con las enseñanzas para ser libres de la maldición.

En Deuteronomio capítulo 7, versículo 12 dice: «Y sucederá que porque escuchas estos decretos y los guardas y los cumples, el Señor tu Dios guardará su pacto contigo y su misericordia que juró a tus padres.».

Muchas personas, a pesar de conocer la Palabra, viven bajo maldición, esto es así porque, aunque conocen lo que está escrito, solo acumulan conocimientos bíblicos. Sin embargo, aquellos que quieran romper con las maldiciones deben guardar la Palabra, porque lo que verdaderamente va a transformar la vida de las personas es practicarla. Cuando la persona decide obedecer, cambia la maldición por bendición, porque está escrito que al cumplir con aquello que está escrito, Él:

«te amará, te bendecirá y te multiplicará; también bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu cereal, tu mosto, tu aceite, el aumento de tu ganado y las crías de tu rebaño en la tierra que Él juró a tus padres que te daría.» (Deuteronomio 7:13).

Al decidir entregarse al Señor, la persona será beneficiada en todas las áreas de su vida. Pues de la misma manera como la maldición pasa de padres a hijos, así sucede con la bendición, ya que «Él dice que bendecirá el fruto de su vientre, es decir, sus hijos serán benditos», señaló el obispo.

Venciendo los problemas

Mas adelante mencionó que cuando uno está bajo la bendición de Dios, no importa el mal que otras personas quieran hacerle, no importa la brujería, o la envidia, porque «el Señor apartará de ti toda enfermedad; y no pondrá sobre ti ninguna de las enfermedades malignas de Egipto que has conocido, sino que las pondrá sobre los que te odian.» (Deuteronomio 7:15). Entonces, si la persona le pertenece al Altísimo, nadie la puede tocar, porque las maldiciones que alguien le desee, caerán sobre él. Es por ello que Jesús nos enseñó a orar por nuestros enemigos.

«Si dijeras en tu corazón: “Estas naciones son más poderosas que yo, ¿cómo podré desposeerlas?”, no tengas temor de ellas; recuerda bien lo que el Señor tu Dios hizo a Faraón y a todo Egipto: las grandes pruebas que tus ojos vieron, las señales y maravillas, y la mano poderosa y el brazo extendido con el cual el Señor tu Dios te sacó. Así el Señor tu Dios hará con todos los pueblos a los cuales temes. Además, el Señor tu Dios enviará la avispa contra ellos, hasta que perezcan los que queden y se escondan de ti. No te espantes de ellos, porque el Señor tu Dios está en medio de ti, Dios grande y temible.» (Deuteronomio 7: 16-21).

El Señor promete que, si alguien sinceramente decide obedecerle, inmediatamente toda maldición acaba y Él le dará las condiciones para vencer cualquier problema o dificultad. No obstante, el cambio será gradual y la victoria no vendrá de la noche a la mañana, pues «el Señor tu Dios echará estas naciones de delante de ti poco a poco…» (Deuteronomio 7: 22). Algunas personas se desesperan al no ver los resultados que desean, pero no toman en cuenta que todo tiene un proceso.

Fidelidad

El problema por el que muchas personas no logran conquistar las bendiciones de Dios en sus vidas es que no lo colocan en primer lugar en su vida, dividen su fe entre Dios y los brujos, adivinos, etc. Pero, así como en un matrimonio la pareja no acepta la infidelidad, Dios no acepta compartir su lugar con nada ni nadie, Él debe ser el único Señor.

Solo así, cuando alguien decide entregarse de cuerpo, alma y espíritu, siendo fiel y obedeciendo la Palabra, es como la maldición acaba, sin importar «quién sea, no importa su pasado, no importan los errores que haya cometido, no importa nada, solo la decisión que usted va a tomar», concluyó el obispo Franklin

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