La misma semilla, resultado diferente

¿Sabe a qué se asemeja la Palabra de Dios? A una roca, ¿por qué? Por ejemplo, cuando se levanta un edificio, se busca poner los cimientos en un suelo firme. De ese modo la construcción puede soportar terremotos y mantenerse en pie. Y «así es nuestra vida cuando la basamos en la Palabra de Dios. Cuando la cimentamos en lo que dicen las Sagradas Escrituras, permanecemos firmes ante las situaciones que enfrentamos», explicó el obispo Franklin Sanches en el mensaje de la reunión del pasado domingo 30 de abril.

De ahí la importancia de recibir la Palabra, pues sobre ella uno puede reconstruir su vida y transformar su presente. Sin embargo, esto no sucede con 3 tipos de personas:

«He aquí, el sembrador salió a sembrar; y al sembrar, parte de la semilla cayó junto al camino, y vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en pedregales donde no tenía mucha tierra; y enseguida brotó porque no tenía profundidad de tierra; pero cuando salió el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Otra parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron y la ahogaron. Y otra parte cayó en tierra buena y dio fruto, algunas semillas a ciento por uno, otras a sesenta y otras a treinta.» (Mateo 13:3-8).

Al respecto, el Señor Jesús explicó cada uno de estos casos.

• «A todo el que oye la palabra del reino y no la entiende, el maligno viene y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es aquel en quien se sembró la semilla junto al camino.» (Mateo 13:19).

«Muchos vienen a la iglesia y quieren recibir una oración, porque creen que ella resolverá sus problemas. Pero no es así. La oración ayuda y es importante, sin embargo, lo que hará que su vida cambie es cuando usted escuche la Palabra y tome la decisión de obedecerla. Pero, en el momento de la prédica, el diablo busca la manera de distraerle generando situaciones: el sonido de un celular, el llanto de un niño, levantarse a ir al baño, quedarse dormido… Todo esto es para que la Palabra caiga en el camino, ¿para qué? Para que la persona no entienda nada de ella, y si no entiende, no tendrá fe para vencer su adversidad. No se distraiga para que se fortalezca en su fe», agregó el obispo.

• «Y aquel en quien se sembró la semilla en pedregales, este es el que oye la palabra y enseguida la recibe con gozo; pero no tiene raíz profunda en sí mismo, sino que solo es temporal, y cuando por causa de la palabra viene la aflicción o la persecución, enseguida tropieza y cae.» (Mateo 13:20-21).

Este es el caso de aquellos que, al escuchar la Palabra, deciden obedecerla, salen alegres de la reunión con la certeza de que su vida familiar o económica va a cambiar, por ejemplo. No obstante, cuando llegan a casa ven a su ser querido alcoholizado y, como su fe no tiene raíz, se desaniman.

Por ello, es importante entender que «las cosas de Dios no van a suceder de la noche a la mañana, hay un proceso. Lo importante no es solo pasar por este, sino mantenerse creyendo hasta el final de que Dios a cumplir Su promesa con nosotros. Tiene que creer: su familia va a salvarse, puede estar seguro, aunque sus seres queridos tengan un corazón duro. Cuando usted acepta la Palabra, van a venir persecuciones para intentar hacerle desanimar, pero siga confiando porque no es la palabra de un hombre, sino la de Dios. Por lo tanto, no va a fallar», añadió.

• «Y aquel en quien se sembró la semilla entre espinos, este es el que oye la palabra, mas las preocupaciones del mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se queda sin fruto.» (Mateo 13:22).

Quien obedece la Palabra de Dios, por su fe, recibirá las bendiciones que Él ha prometido. El obispo ilustró que hay quienes lograron prosperar y salir de la miseria y las deudas, sin embargo, colocaron las bendiciones por encima de su relación con Dios y, con el tiempo, perdieron todo de nuevo: «Si quiere recuperar a su familia, lo hará, pero no abandone a Jesús después de eso. No se engañe con las conquistas. Sí, estas son maravillosas, Dios quiere darle salud y una vida con abundancia. Pero lo que Él quiere de usted es toda su vida. Dios no va a permitir que su fe se base en las conquistas ni en las bendiciones, sino que ella tiene que estar en la Palabra. Lo importante es que usted tenga la presencia de Dios. Si tiene el Espíritu de Dios dentro de su vida, ya tendrá la mayor riqueza que existe, y no cambie eso por nada».

Por último, están quienes se aferran a la Palabra como la brújula de su vida y logran esa transformación total: «Pero aquel en quien se sembró la semilla en tierra buena, este es el que oye la palabra y la entiende, este sí da fruto y produce, uno a ciento, otro a sesenta y otro a treinta.» (Mateo 13:23).

«Dios quiere estar con usted, sin embargo, necesita que tome una decisión. Esta es personal y no depende de terceros. Si lo que quiere es que el Espíritu Santo esté dentro de su vida y le guíe a través de la Palabra, tendrá una nueva vida», finalizó.

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