La fe que sustenta

En el último Santo Culto del 2023, el obispo Franklin Sanches habló sobre la fe que todos debemos de tener: la Fe bíblica, aquella fe que está fundamentada en la Palabra de Dios. Desafortunadamente, por el desconocimiento de la misma, muchos viven una fe religiosa, una fe sentimental, una fe solo para conquistar. Por eso muchas personas viven frustradas, desilusionadas y cuestionando a Dios, porque ellas se basan en lo que sienten. Entonces mientras todo va bien tienen fe, pero si no reciben lo que quieren en el momento que ellas lo desean, se desmoronan.

Por su parte, la Fe bíblica es la que nos hace mantenernos a pesar de las adversidades, pues la Biblia, como una brújula nos dirige cuando no sabemos cómo reaccionar, nos conduce y nos muestra lo que es correcto y lo que es equivocado. Por ello, quien no conoce la Palabra, por ignorancia vive en el pecado y se deja guiar por lo que otros dicen.

«Yo no quiero que ustedes tengan una fe sin fundamento. Todo lo que usted haga, lo tiene que hacer porque está escrito. Esa fe es la que me va a sustentar en cualquier situación que enfrente», enfatizó.

Desafortunadamente, muchos intentan chantajear a Dios y causarle lástima, piensan que es por sus lágrimas, su edad, discapacidad, etc., que Él las va a bendecir y no es así, porque Dios no es emotivo. Él tiene misericordia de las personas, pero nunca siente pena. Esa es la razón por la cual muchas personas se decepcionan y creen que Dios no las escucha, porque, aunque intentan chantajear emocionalmente a Dios, no ven respuesta, pero el Altísimo no trabaja de esa manera.

«Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.» (Hebreos 11:1).

Siguiendo esta orientación bíblica, la fe no es creer en Dios, sino la certeza de que, aunque no veo, toco o siento lo que quiero, va a suceder aquello que está escrito; a pesar de las adversidades, Dios sigue siento Todopoderoso. Quien vive esta fe nunca va a desistir ni se va a desanimar. Porque esa certeza es la que le va a impulsar para luchar y manifestar su fe hasta lograrlo.

El obispo comentaba que muchas veces la persona va a orar y será respondida en el momento, pero muchas otras veces no va a recibir la respuesta que esperaba, sino hasta después de perseverar por mucho tiempo. Pero eso no quiere decir que Dios no la escuchó, sino que quiere verla usando su fe y confiando en que Él actuará; quiere ver que mantenga la certeza de que Él va a responder y está con ella.

Pues, «Sin fe es imposible agradar a Dios.» (Hebreos 11:6).

Gracias a la fe, a pesar de pasar por momentos dolorosos o enfermedades, reanima a quien lo necesite, porque la última Palabra siempre será de Dios.

Fe para perder

Hay situaciones en las que el Señor permite que perdamos porque lo que tiene para darnos es mucho mejor y mayor. En otras tantas, no nos dará lo que pedimos porque aún no estamos preparados. El obispo daba como ejemplo a aquellos padres que, cuando su hijo adolescente le pide una moto, no se la da, por amor, para evitar que tenga un accidente. Así también es Dios, Él no dará todo lo que se quiere, pero sí todo lo que la persona necesita. De tal manera que se mantiene la conciencia de que lo más importante es permanecer en la fe, y no solo tener fe.

En algunas ocasiones el Señor permitirá que pasemos por situaciones dolorosas, así como Daniel, que fue encerrado en una cueva con leones, pero no fue porque Dios lo abandonó, sino para que Dios pueda manifestarse con poder y librarnos de eso. Sin embargo, como muchos no tienen la fe bíblica murmuran y cuestionan a Dios, pero eso a Él no le agrada.

«La fe no es solo: “¡Ah, gracias a Dios, estoy muy bendecido!”. Eso no es fe. La fe es cuando paso por un problema y digo: “¡Gracias a Dios!”. Es difícil, pero esa es fe la que agrada a Dios. Estoy pasando por un problema y digo: “Gracias a Dios por ese problema porque lo voy a vencer”. Eso es fe. Yo me mantengo, no me desanimo. Al contrario, voy a orar más, a hacer más cadenas, más votos, más campañas; voy a activar aún más mi fe, porque el objetivo de la fe no es solo vencer, es sostenerme en las horas difíciles», mencionó el obispo.

«Mediante la fe ustedes son protegidos por el poder de Dios, para la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo. En lo cual ustedes se regocijan grandemente, aunque ahora, por un poco de tiempo si es necesario, sean afligidos con diversas pruebas, para que la prueba de la fe de ustedes, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo; a quien sin haber visto, ustedes lo aman, y a quien ahora no ven, pero creen en Él, y se regocijan grandemente con gozo inefable y lleno de gloria, obteniendo, como resultado de su fe, la salvación de sus almas.» (1 pedro 1:5-10).

A lo largo de la vida será puesta a prueba nuestra fe, pues es a través de ella que se vencen los problemas, las dificultades y nos mantiene de pie cuando todo va mal, para que permanezcamos hasta el final y alcancemos la salvación de nuestra alma. Por ello, el obispo orientaba que, ante aquellas situaciones dolorosas, complicadas y de difícil explicación, lo mejor es no cuestionar sino mantener la fe, confiando en que Dios es fiel y no abandona a nadie. «Aunque todos le desamparen, aunque todos le den la espalda, Él va a estar con usted», finalizó.