La disciplina de la naturaleza y la indisciplina humana
Después del jardín del Edén, el libro de Génesis muestra la decadencia de la humanidad y cómo la libertad y el derecho de elección se volvieron sus peores enemigos. La naturaleza, sin embargo, no se incluyó en esto y continuó siendo perfecta.
No hay manera de dejar de admirar la naturaleza, esta acapara nuestros ojos. Y una de sus características más fuertes es la disciplina en la que opera. Todo tiene su tiempo, todo es como era para ser y todos los saben, viven así y, sorprendentemente, sin murmurar.
No vemos a la noche queriendo ser día, ni al verano querer tomar el lugar del invierno. La naturaleza no compite entre sí, sabe cuánto la disciplina crea la armonía. Los animales, las aves y los peces, todos viven en sus debidos lugares para, así, aprovechar su existencia.
El único problema de la naturaleza es el hombre –¡y qué problema! –, a causa de él, toda la naturaleza sufre. ¿Por qué? Porque al hombre no le gusta la disciplina, odia el orden, y vive para desafiar al Creador.
Según narra la Biblia, un día, la humanidad fue demasiado lejos y Dios tuvo que comenzar todo de nuevo a través de Noé y su familia.
¿Ya habías meditado en esto?
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