Honra a tu padre y a tu madre: mandamiento que bendice

Crecer y vivir en un mundo con tantos riesgos e influencias contradictorias no es tarea fácil. Además de todos los peligros físicos, hoy en día existen trampas en línea. Con tantos malos ejemplos por ahí, el papel del padre y la madre en la vida de una persona nunca había sido tan esencial. Y felices son aquellos que tienen esa estructura y saben honrarla.

La Palabra de Dios deja muy claro cuál debe ser la posición de los hijos con respecto a los padres. En Éxodo 20:12, Dios le transmite a Moisés el siguiente mandamiento: «Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días en la tierra que el Señor te da». Más que una simple frase, el Creador dejó una orden y una promesa para aquellos que la cumplieran.

Entre los significados de la palabra «honrar» (en el diccionario Real Academia Española) es «respetar a alguien», y es precisamente esta forma de tratar a los padres la que marca una diferencia significativa en la vida de un individuo. El respeto, en efecto, constituye la base fundamental para una convivencia adecuada y debe inculcarse desde una edad temprana. Lamentablemente, en la actualidad, muchos niños no respetan a las autoridades, como sus padres o maestros. En la práctica, la familia suele ser el primer entorno de desarrollo humano, y en la mayoría de los casos, los padres tratan de evitar conflictos, frustraciones o problemas con sus hijos, adoptando una actitud permisiva de manera incorrecta, explicó la Guía Infantil.

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Saliendo de la teoría

Los padres tienen un mayor control sobre el hijo cuando es niño, ya que en esta etapa tiene menos autonomía para tomar decisiones, principalmente debido a su falta de discernimiento entre lo que es bueno o malo. Pero a partir de la adolescencia, el hijo comienza a tomar muchas decisiones y ahí es donde se ve si honra o deshonra a sus padres. A pesar de que el respeto es la base de la honra, también es importante que el hijo valore a sus padres y cuide de ellos. «¿Esta actitud complacería a mis padres o los haría sentirse orgullosos?» es una pregunta que cada hijo puede hacerse a sí mismo. Partiendo del principio de que los padres quieren lo mejor para sus descendientes, esta reflexión puede guiar la toma de decisiones.

Pero ¿qué pasa cuando las discrepancias son tantas que los padres parecen no merecer honra? En los hogares donde prevalece el respeto, los hijos tienden a imitar esos valores que observan, y esto se refleja en sus interacciones con otras personas y lugares. Es fundamental reconocer que todo comienza en el hogar, proporcionando un ambiente amable y sincero. Incluso en la forma de reprender a un niño, se debe buscar una aproximación positiva, evitando las discusiones y enseñándoles que existen otras formas de comportarse. Los padres desempeñan un papel crucial como modelos de comprensión y respeto para sus hijos, concluyó la Guía Infantil.

Todos deben honrar a sus padres, independientemente de la edad. Lamentablemente, en la actualidad, el mundo tiene muchos abuelitos que son maltratados e incluso explotados económicamente por sus hijos. Sobre todo, en este momento de vulnerabilidad, los hijos deben honrar a sus padres a través del cuidado, el cariño, el afecto y el amor.

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La imperfección de los padres

Como todo ser humano, los padres cometen errores. Algunos incluso generan traumas debido a la falta de comprensión; sin embargo, la honra debe estar presente. Esto no significa que el hijo deba apoyar los pecados de los padres o estar de acuerdo con todas sus acciones. Es importante tener en cuenta que la honra que Dios orienta no debe basarse en el comportamiento de los padres, sino en la posición de autoridad que ocupan en la vida de los hijos.

El factor principal para agradar a Dios es obedecer Su Palabra, dejando a un lado las fallas o los malos actos de los padres. Esto glorifica a Dios, que uno respete a sus padres a pesar de lo que sea. Por lo que uno provoca que ellos hagan las cosas de diferente forma y actúen con valores.

Para aquellos que sufren traumas del pasado, el camino para liberarse de toda la carga negativa y cumplir con el mandamiento sagrado es el perdón. Jesús nos enseña que debemos perdonar a los demás, por lo consiguiente Dios nos perdonará a nosotros, tal cual como nos enseña la oración del Padre Nuestro.

En otras palabras, el perdón es una decisión de fe, no es un sentimiento. Aunque nuestro corazón no quiera perdonar, se debe usar la razón para liberar el perdón, pues ese es el único modo de encontrar la paz tan deseada por todos.

Papel de educador

Dado que la familia es el primer contacto de un niño con el mundo, es importante entender que los padres son la principal referencia para él.

Los pequeños absorben lo que ven y oyen en casa. Por lo tanto, tanto el padre como la madre deben posicionarse como verdaderos ejemplos, proporcionando un hogar estructurado y lleno de enseñanzas que impactarán toda la vida de su hijo.

Cada padre o madre debe reconocer la responsabilidad y la autoridad que se les ha conferido divinamente para criar y amar a sus hijos. Si no toman este papel en serio, otras influencias, incluyendo personas, instituciones, amigos e incluso el entorno, podrían intervenir en la crianza de los niños. Es crucial estar consciente de que vivimos en tiempos desafiantes, donde existen personas, incluso en plataformas digitales, que pueden ofrecer consejos perjudiciales y desviar a los hijos de su conexión con Dios.

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