¿Has honrado a Dios?
De acuerdo con lo que explica el obispo Edir Macedo, las personas no deben pasar su vida buscando pequeñas bendiciones en lugares o personas, sino que deben ser la propia bendición. «Abra su entendimiento, ya que Dios es gloriosamente grande y Él no quiere hacer de usted una persona que esté mendigando respuestas. Él quiere convertirlo en la propia bendición», enfatizó.
El mundo no quiere que las personas sepan que ellas mismas son la propia bendición, pues, de esa forma, no dependerán de terceros para conquistar lo que desean. «Siendo la propia bendición, usted no depende del patrón, los familiares […]. Solo va a depender de usted mismo y de nadie más. Vea cuán grande es Dios. Él quiere que usted sea la propia bendición, sin depender de nadie para que después nadie le apunte con el dedo porque le ayudó», destacó el obispo.
¿Cómo es posible?
Para ser la propia bendición, hay una actitud que la persona necesita adoptar: honrar a Dios por sobre todas las cosas.
«A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, Yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos» (Mateo 10:32-33).
Como dice arriba, confesar significa «honrar a Dios» delante de las personas. El obispo aclaró lo que eso significa: «si usted tiene vergüenza de decir que es cristiano y asumir su fe, está deshonrando al Altísimo. Puede ser fiel en la Iglesia, pero afuera no está honrándolo. Sin embargo, si usted lo confiesa delante de las personas, Él va a honrarle delante del Padre.
En las palabras del Señor Jesús, podemos entender que la fe funciona como un intercambio: «si honro a mi Señor, mi Señor me va a honrar. Y si yo niego a mi Señor, Él también me va a negar. Por lo tanto, esa es una decisión que cualquier persona puede tomar en la vida. Blanco, de color, gordo, bonito o feo, no importa si usted es rico o pobre, ya que todos pueden honrar a Dios», expuso.
Decisiones
El obispo Macedo incluso explicó que cada uno debe tomar sus propias decisiones. «No estamos aquí para decidir su futuro, porque no nos corresponde a nosotros hacer eso. Solo usted puede decidir su futuro, haciendo la elección correcta y pensando como Dios piensa», afirmó.
La elección de honrar a Dios por encima de cualquier cosa depende de la elección de cada persona. «Si usted se da cuenta de que no lo ha honrado, sabrá por qué su vida es una derrota. Dios quiere estar en primer lugar en nuestra vida. Él no necesita nada, pero cuando lo honramos en primer lugar, entonces, Él devuelve aquella honra en forma del Espíritu Santo. Él viene sobre usted y hace que esté lleno de paz y vida».
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