Ermitaños modernos: No quieren salir de casa y prefieren aislarse
Los llaman hikikomoris y su estado, más que preferencia, es una enfermedad
“Hikikomoris” es un término en japonés que traducido al español significa “aislado”. Esta palabra ya fue usada para nombrar al síndrome que se caracteriza por la preferencia a mantenerse solo, en casa, durante días o incluso años.
Los hikikomoris, busca permanecer a solas y se conecta al mundo mediante la tecnología, aunque a toda costa evita las relaciones reales.
Causas confusas
Especialistas han encontrado que el estrés, el miedo o el deseo de huir de cualquier tipo de presión social son las causas más frecuentes de este nuevo síndrome. Sin embargo, aún queda mucho por explorar sobre el tema. En una encuesta no oficial se calcula que por lo menos dos de cada 10 jóvenes en México viven con este problema que, a mediano plazo, genera en el individuo rasgos violentos, paranoia e incluso depresión.
¡Libérate!
Si has sufrido con este síndrome o conoces a alguien así, en la Universal podrás encontrar ayuda. Los viernes son los días para tratar males como este desde un plano espiritual. No dejes que la soledad o la guerra en tu mente acabe con tu alegría de vivir.
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“Oía voces que me incitaban a matar a mi familia”
“Encontré un trabajo de brujería hecho con fotos y prendas de vestir mías y de mis seres queridos… A partir de entonces, muchas cosas comenzaron a salir mal…
A mi madre le dio cirrosis hepática, estaba enferma también de los riñones y ella no podía caminar por su propia cuenta. Yo, aunque en el fondo amaba a mi familia, escuchaba voces que me incitaban a matarlos. Me llené de odio, nació en mí el deseo de drogarme y consumí marihuana y cocaína. Inexplicablemente sentía la necesidad de lastimar a otros y lastimarme. Nuestras vidas se llenaron de oscuridad. Hasta económicamente nos fuimos para abajo.
Después de buscar ayuda -incluso con brujos- sin encontrarla, un conocido le habló a mi mamá de la Universal. Acudiendo nos dimos cuenta de que la perseverancia sería importante si queríamos acabar con el mal que nos habían hecho. Después de un proceso para liberarnos de esa maldición, el primer resultado vino: mi mamá sanó de sus enfermedades.
Poco a poco abrí los ojos y cambié, ya no me sentía triste, decidí dejar las drogas, le pedí ayuda a Dios y me dispuse a ser mejor. Vencí esas voces en mi mente y ahora amo a mi familia. Económicamente, Dios nos mostró el camino a seguir y ya no pasamos necesidad.
Un trabajo de brujería inició una desgracia, pero Dios fue más fuerte que ese mal.” -Marisol García
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