El mayor premio es la Salvación del alma

La apariencia frágil de Satiro de Souza contrasta con su espíritu fuerte. A los 94 años, él visita a reclusos en las cárceles llevando un mensaje de fe. Consecuentemente, los internos demuestran un gran cariño por él. A lo largo de su trayectoria con el Señor Jesús, Satiro llegó a ser perseguido por su creencia, pero aun así, nunca desanimó.

Así como Satiro, tenemos que guardar nuestra fe. En la Biblia, el apóstol Pablo enseña que él mismo mantenía su mirada en la Salvación de su alma.
“… olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13-14).

De esta manera, debemos pensar. Incluso, sobre ese versículo, el obispo Edir Macedo refiere: “El mayor premio que una persona puede alcanzar no está en las conquistas terrenales, pero en la corona de la Salvación. Este es la meta principal que debemos alcanzar y por la cual debemos luchar”.

Por esta razón, si estás distante de la Presencia de Dios, no pierdas tiempo. Preséntate delante del Señor Jesús, Él te extraña y quiere reiniciar la relación que había entre ustedes.

Te invitamos a leer el relato del Sr. Satiro: “Mientras viva, quiero ganar almas”

“Antes de conocer la Universal, trabajaba mucho y aun así pasaba necesidad, estaba enfermo y los tratamientos no resolvían nada. En ese lapso, supe de este lugar, decidí perseverar en las reuniones y, gracias a la fe que puse en Dios, a los tres meses, ya no tenía ninguna enfermedad. En el primer bautismo que hubo, me bauticé, pese a que la iglesia solo tenía una piscina para hacerlo.

Después de algún tiempo, el obispo Macedo hizo una invitación a una velada, diciendo: “Usted que no tiene el Espíritu Santo, venga a esta velada porque usted será bautizado con el Espíritu Santo”. Asistí y en el momento de la búsqueda, recibí el Espíritu Santo. A partir de ese momento, mi deseo era hablar del Señor Jesús para todo el mundo. Lloré de alegría, ¡es algo que no tiene explicación!

Escuchaba que la gente hablaba mal del obispo Macedo, incluso llegué a pasar momentos humillantes, como que me aventaran el periódico de la iglesia en la cara y me llamaran mentiroso.

Un día, en la iglesia apareció una pareja que tenía un hijo encarcelado y me pidieron que fuera a visitarlo para orar por él. Fui y, de hecho, hice una reunión con ellos donde todos salieron llenos de paz y de la Presencia de Dios. Me dijeron que si podía volver todos los domingos para hacer los mismo…

El Señor Jesús dijo: “estuve preso y no fuiste a verme, estuve desnudo y no me vestiste”, eso me motivó a seguir realizando el trabajo en las cárceles en favor de aquellas que nadie valora. Algunos ya me dijeron ahí adentro que como la Iglesia Universal no hay, pues nosotros vamos varias veces a la semana. Es una fuerza, una alegría, un poder… No siento pereza ni cansancio.

Por mi parte, estoy muy agradecido con el obispo Macedo y oro por él todos los días porque Dios lo ha usado y ha tenido el valor de enfrentar al infierno, al diablo con tal de predicar el evangelio.

Y yo también voy adelante en esta lucha. Mientras yo viva, yo quiero ganar almas para mi Dios”, Satiro de Souza.