«El cáncer avanzaba rápidamente, era imposible que pudiera salvarme de esa enfermedad»
«Empecé a bajar de peso, no me daba hambre y solo quería dormir. Después de hacerme varios estudios, los médicos me dieron el diagnóstico: linfoma de Hodgkin. Ahí empezó mi calvario, pues me tuvieron que dar entre 40 y 42 quimioterapias y 15 radioterapias, me realizaron análisis aún más exhaustivos; además, emocional y físicamente fue agotador, ya que se me caía el cabello, me daba vómito, me sentía débil…
Aún con todos los tratamientos, el cáncer no cedía. Incluso, progresaba rápidamente. Aunque nunca me dieron un aproximado de cuánto me quedaba de vida, ya me habían puesto en la sección de los enfermos terminales. Veía como a mi alrededor mis compañeros de hospital fallecían. Para mí no había opción: era imposible que saliera con vida. Medicamente, los especialistas habían hecho todo lo que estaba en sus manos, pero la enfermedad no cesaba.
Una amiga me dijo: “Ve al Templo de los Milagros, ahí encontrarás tu sanidad. El Dios experto en imposibles te va a sacar de aquí”. Ella me dio tanta esperanza que, en uno de los descansos de la quimioterapia, fui a la reunión. Entendí la importancia del uso de la fe y de sacrificar para Dios. Confié plenamente en su Palabra y, lo más importante, le entregué mi vida.
Ha pasado el tiempo y veo que Dios fue fiel a mi súplica, a mi entrega, pues ya no tengo cáncer y está medicamente comprobado. Por increíble que parezca, superé lo que parecía imposible. Ahora, soy una mujer sana, tengo paz, amor, he prosperado económicamente, tengo una familia unida que me ama tanto como yo a ellos. Definitivamente, los milagros extraordinarios solo Dios los puede hacer.» -Genoveva Pizeno
Los 3 domingos de los imposibles
En la fe de que Dios realizará lo imposible en la vida de los que creen, en los días 13, 20 y 27 de septiembre, en todas las Universal, se llevarán a cabo Los Tres Domingos de los Imposibles. En este periodo, quienes enfrentan situaciones aparentemente imposibles, clamarán a Dios para que realice lo inimaginable en sus vidas.
Lo que harás es manifestar tu fe en el altar. Quien se acerca a Dios, tiene que creer que Él es galardonador de los que Lo buscan. Dios no es dador, Él es galardonador. El galardón es una recompensa para los que manifiestan la fe.
Si deseas superar los imposibles en tu vida, participa en este propósito de fe en el Templo de los Milagros, en Av. Revolución núm. 253, col. Tacubaya o en la Universal más cercana a tu domicilio.
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