Día Internacional de la Felicidad

¿Es posible ser feliz de verdad?

Para muchas personas la felicidad verdadera es un mito, algo fantasioso, que no existe mas que en las películas o series de televisión. Pero hay otros que piensan que sí existe y está en las ganancias económicas, en viajes o cosas materiales. Asimismo, algunos creen que alcanzando el éxito profesional, amoroso y familiar tendrán felicidad plena. Pero en cuanto llega una situación difícil, pierden esa alegría.

No obstante, en la búsqueda de la verdadera felicidad muchos se han perdido. Pues buscan en los lugares equivocados.

¿Cómo encontrar la felicidad?

En distintas ocasiones, el obispo Edir Macedo se ha expresado sobre el tema, incluso, ha comparado la felicidad momentánea con la alegría de un aficionado cuando su equipo gana: solo dura hasta que el equipo sea derrotado.

El obispo resalta que así sucede en cuanto la persona no recibe el Espíritu Santo, no es feliz y tampoco puede hacer a otros felices.

De acuerdo con él, la persona puede hasta tener fe, recibir bendiciones, pero si no tiene el Espíritu Santo, vivirá infeliz. Pero el Señor Jesús no quiere que las personas sean infelices.

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«Dios no quiere apenas hacerlo feliz, Él quiere que usted destile felicidad por donde pase. Y que no dependa de nadie más para ser feliz, porque la felicidad solo existe después de que la persona recibe el Espíritu de Dios. Sin Él no hay felicidad. Sin Él, la persona siempre será vacía, acomplejada y triste», explica.

Entonces, para saciar la sed de la verdadera felicidad, es necesario buscar a Aquel que es la fuente, como está dicho en las Palabras del Señor Jesús cuando habló con la mujer samaritana:

«Pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna» (Juan 4:14).

Basándose en el versículo anterior, el obispo Macedo explica que no sirve de nada intentar saciar la sed con alegrías pasajeras y volver a tener sed. Es decir, volver a ser infeliz.

Solo el Señor Jesús, en la Persona del Espíritu Santo, ofrece el Agua de la vida para aquellos que realmente están sedientos de la verdadera felicidad.

¿Ya leíste? Ninguno puede servir a dos señores