“Derramaré mi espíritu sobre toda carne…”

En el Santo Culto realizado el 25 de junio, el obispo Franklin Sanches señaló que, «mientras la persona no cambie de espíritu, ella no cambia de vida».

Esa es la realidad de muchas personas que, a pesar de asistir a la iglesia, recibir bendiciones y conquistas, su carácter no cambia. Porque, para salir de la miseria o ser sanada de alguna enfermedad, basta que la persona use su fe, pues como está escrito: «al que cree todo le es posible.» (Marcos 9:23).

Pero ¿por qué pasa esto? Porque ella aún no entiende la necesidad de un cambio interior, no comprende por qué necesita un espíritu y corazón nuevos. Pues, la verdadera transformación solo sucede cuando la persona es llena del Espíritu Santo que es lo que hace que haya un cambio de espíritu (mentalidad), y, a su vez, ese nuevo espíritu marcará las reacciones y decisiones que ella tomará a partir de ahí. Cuando se entiende esto, el Espíritu Santo tiene libertad para trabajar en nosotros.

Sin excepciones, ni restricciones

«Y sucederá que después de esto, derramaré Mi Espíritu sobre toda carne» (Joel 2:28)

Dios muestra que no hay favoritos, pues está escrito que la oportunidad para cambiar es para todos al decir que Lo derramaría sobre toda carne.

«… y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán» (Joel 2:28).

Muchos padres viven angustiados por la vida que llevan sus hijos y no saben qué hacer, aun intentando de muchas maneras ahuyentarlos de esa vida, nada parece funcionar, pero cuando ocurre un cambio de espíritu, aquellos jóvenes rebeldes, problemáticos y desobedientes, pasan a hablar de la Palabra de Dios. Por ello, «mientras el Espíritu Santo no llene a su hijo, usted no tendrá paz», comentó el obispo.

«… vuestros ancianos soñarán sueños» (Joel 2:28).

El obispo reveló que existen dos tipos de ancianos, los ancianos de edad y los que son ancianos porque tienen un espíritu viejo.

Normalmente las personas mayores viven sus años de vejez como si ya no pudieran hacer más en su vida; lo que hicieron, lo hicieron y, muchas veces, por la frustración de no haber alcanzado todo lo que querían, viven malhumorados, quejándose de todo, solo están esperando el día de su muerte porque ya no tienen sueños, objetivos ni «perspectiva de nada, porque ella piensa que ya no puede hacer algo o conquistar algo. Ya está muerta antes de morir. Pero cuando recibe el Espíritu Santo, el anciano es renovado, aunque físicamente esté desgastado, mentalmente es una persona que siempre va a ir para adelante porque está llena de vida, de sueños y propósitos», explicó.

«… vuestros jóvenes verán visiones.» (Joel 2:28).

El problema de la juventud es que viven el hoy sin medir las consecuencias porque no tienen visión del futuro, «en su mente él tiene que aprovechar mientras puede, solo que se le olvida que va a envejecer y, la vida es como un soplo, pasa rápido. Si el joven tuviera visión diría: “me voy a preparar, porque cuando llegue a mis 50 años, debo tener una vida estable y podré disfrutar, viajar; pero ellos quieren hacerlo en la juventud y, cuando envejecen, viven en la miseria porque no tuvieron visión. Sin embargo, cuando el Espíritu Santo entra en la persona, abre la visión y la cambia, ella puede ver el futuro, pero, sobre todo, ve el futuro de su alma. Cuando la persona recibe el Espíritu Santo, entiende el valor del alma, por eso la cuida, la preserva más que todo, porque entiende que la vida dura solo un momento», añadió el obispo.

«Y aun sobre los siervos y las siervas derramaré Mi Espíritu en esos días.» (Joel 2:29).

«La traducción original no es siervo, es esclavo. Los esclavos nacen y mueren esclavos, no tienen futuro, no tienen derecho a nada, eran personas que nadie valoraba y trataban como si fueran animales, pero Dios dijo que hasta en ellas Él derramaría Su Espíritu.

Hay quienes vienen de una situación de tanta pobreza, tanta desgracia, que no consiguen soñar con algo mejor, no salen de aquella vida, son como esclavas. Hay personas que toda la vida fueron humilladas y solo han escuchado: “tú no sirves para nada”, “eres un bueno para nada”. Pero aun sobre esas personas que todos humillan, y desprecian, Dios les da Su Espíritu y sueños, además de una vida diferente», enfatizó.

Entonces, quienes se encuentran totalmente desamparadas, ignoradas y despreciadas, al recibir el Espíritu Santo sus ideas van a cambiar y ya no va a necesitar que nadie le ayude, porque ahora tienen al propio Dios para ayudarlas.

El Altar es el lugar

Cuando uno decide entregarle su vida a Dios totalmente, recibe también la totalidad de Dios; si es sincero, el Espíritu Santo lo transforma y para eso es esta Hoguera Santa, para un cambio de espíritu.

«Gedeón dijo así: “Y él respondió: Ah Señor, ¿cómo libraré a Israel? He aquí que mi familia es la más pobre en Manasés, y yo el menor de la casa de mi padre”. No se preocupe por el cómo, porque si Dios está con usted y dentro de usted, nada va impedir que venza en esta vida. No nació para vivir como está viviendo porque hasta a los esclavos Dios les dijo que les daría Su Espíritu, probando que Él no hace acepción de nadie. Entonces, imagine su espíritu conectado con el Espíritu de Dios, no habrá nada imposible, porque no verá dificultades ni barreras; nada será una dificultad para usted porque el propio Espíritu Santo le va a estar guiando y empujando.

Entonces, en este momento pídale a Dios: “cambia mi espíritu, ya no quiero ser así”, y el Espíritu Santo le cambiará ahora», finalizó.

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