Dando gracias en todo

Dando gracias en todo

Por Departamento Web 2

«Yo quiero enseñarle una cosa esta mañana, es algo que yo quiero que le sirva para toda la vida.  Usted tiene que aprenderlo porque hay cosas que uno tiene que grabar y guardar para todas las situaciones que nosotros vengamos a enfrentar en la vida», enfatizó el obispo Franklin durante el Santo Culto del pasado domingo 24 de diciembre, en el que mencionaba que nuestras palabras pueden ser para bien o para mal.

El poder de las palabras

Dependiendo de lo que haya en el corazón del ser humano es lo que él dirá y hará, las palabras no se las lleva el viento como muchos piensan, pues está escrito:

«El hombre bueno de su buen tesoro saca cosas buenas; y el hombre malo de su mal tesoro saca cosas malas. Pero Yo les digo que de toda palabra vana que hablen los hombres, darán cuenta de ella en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.» (Mateo 12:35-37).

Entonces, si el corazón es bueno, saldrán bendiciones; pero si es malo saldrán maldiciones. Por ello, el obispo recalcó que es importante tener la conciencia de que las palabras tienen poder; por eso la Biblia dice que por ellas seremos justificados o condenados. Solo que para la mayoría de las personas es común decir lo que se siente en el momento sin pensar en las consecuencias de sus palabras.

Sin embargo, con una palabra un matrimonio se puede destruir o la autoestima de alguien se puede ir al suelo, por ejemplo. Incluso el obispo recordaba el dicho popular de que «las palabras duelen más que los golpes» porque dejan una marca que no desaparece. Hay quienes cargan con eso desde su niñez cuando escucharon que no valían nada, que nunca serían felices, que eran feos, tontos, etcétera, y esas palabras se han quedado enraizadas en el interior de la persona. Sin saber, ni medir las consecuencias, ese padre o madre maldijo a sus hijos.

«Tiene que aprender a tener cuidado con las palabras, a veces usted mismo se maldice cuando está pasando por un problema, por una lucha y dice: “ah, yo soy un fracaso”. De pronto usted tuvo una desilusión amorosa e inmediatamente ya dice: “ah, yo nací para ser soltera”, “yo no nací para ser feliz en el amor”», dijo el obispo. Por ello es fundamental pensar antes de hablar, para cuidar la manera en la que se hace, pues debemos bendecir y no maldecir.

El poder de agradecer

En la Palabra de Dios está escrito: «Estén siempre gozosos.» (1 Tesalonicenses 5:16). Esto significa que debemos estar alegres. No obstante, el obispo mencionaba que hay personas que ya desde que amanece están de mal humor y reclaman por todo. Pero él decía que a pesar de que tengamos problemas y dificultades eso no puede quitar la alegría de nuestra alma.

Para lograrlo, la Palabra aconseja orar sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17). Esto no significa estar de rodillas todo el día, sino en todo momento estar hablando con Dios en la mente, pidiéndole su guía y dirección a cada paso y agradeciéndole por todo. Así se ocupa la mente todo el tiempo con la oración. Por ejemplo, si «usted está cocinando, piensa: “Oh, Espíritu Santo, bendice esta comida para alimentar a mi familia. Que salga bien hecho, Espíritu Santo”. O si está barriendo o limpiando: “oh, Jesús, yo Te doy gracias por este día”», explicaba. Además de aclarar que orar no es pedir, sino buscar Su presencia, su dirección y agradecerle.

«Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús.» (1 Tesalonicenses 5:18).

Muchas personas solo saben agradecer lo bueno, pero la Palabra dice que debemos dar gracias en todo. Esto quiere decir que también debemos a gradecer en los malos momentos, porque si no se agradece, se murmura, y a Dios no le agradan aquellos que solo saben reclamar y quejarse. Eso solo retrasa la vida de las personas como ocurrió con el pueblo de Israel en el desierto, pues muestra su incredulidad.

El obispo esclareció este tema señalando que, cuando alguien murmura y le reclama a Dios es porque no cree en Su Palabra, es como si le dijera al Señor que es un mentiroso, por eso a Él no le gusta esa actitud. En su lugar Él nos recomienda que debemos agradecer, tal y como está escrito, debemos dar gracias en todo.

A pesar de pasar por un momento difícil, hay que dar gracias a Dios, eso bendice. El obispo señalaba que, aunque el marido sea borracho, hay que dar gracias a Dios por su vida, sabiendo que él va a cambiar; hay que agradecer cuando hay poco dinero porque, al igual que multiplicó los panes y los peces, Él lo multiplicará también; hay que agradecer al despertar por un nuevo día y al acostarse por otro más que terminó; hay que agradecer por la enfermedad porque eso nos acerca a Dios.

A pesar de estar pasando un momento difícil, debemos dar gracias porque, al superar esta dificultad, entenderemos que cooperó para bien (Romanos 8:28). Este es el tipo de comportamiento que le agrada a Dios porque le demuestra que confiamos en Él, pues Él tiene el control de todo. Cuando una persona entiende esto aprende a relacionarse con Dios y recuerda todo lo que el Señor ha hecho por ella.

«¿Un negocio no salió bien? No voy a maldecir. Al contrario, “gracias a Dios, si ese no salió es porque otro mejor vendrá”. Así tenemos que ser, porque así usted hace que su vida sea más ligera, usted vive en paz y Dios se agradará de usted para derramar bendiciones sobre su vida», agregó el obispo.

Entonces, sin importar las circunstancias y cómo nos vaya el próximo año, vamos a dar gracias a Dios.

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