¿Cuándo es la hora de cambiar?

¿Cuándo es la hora de cambiar?

Por Departamento Web 2

Muchas personas están sumergidas en el pesimismo, en los complejos y en el desánimo y, por eso, solo cosechan fracasos. No obstante, para vencer, es necesario cambiar este espíritu.

El ser humano tiene una habilidad increíble para adaptarse, incluso esa capacidad es considerada uno de los requisitos esenciales para alcanzar el éxito en cualquier área de la vida. Pero esa cualidad puede no ser muy efectiva en determinados contextos, principalmente cuando se está viviendo una dificultad o una situación constante de sufrimiento.

Lamentablemente, es común que el cuerpo y principalmente la mente se acostumbren a situaciones que vivimos y revivimos. De este modo, algo que anteriormente era considerado absurdo —cuando se repite muchas veces y por un largo tiempo— pasa a ser visto como natural en la visión de quien vive aquella experiencia.

La Real Academia Española (RAE) define el verbo «adaptarse» como «acomodarse o ajustarse a algo o a alguien». ¿Cuántas personas se encuentran actualmente en esa situación? Se quedaron paralizadas frente a una de ellas y la aceptaron como la única posibilidad para sus vidas, y dejaron de luchar por el cambio o de buscar una solución. No están tomando los problemas en serio y están esperando ver hasta dónde consiguen llegar.

Dios observa al valiente

Distinto de lo que muchos pueden imaginar, ese espíritu de conformismo no es un comportamiento exclusivo de nuestros tiempos. La Biblia describe un periodo en que el pueblo de Israel se acostumbró a ser atacado por sus enemigos y a mantenerse de brazos cruzados delante de eso. En el libro de Jueces 6:1, la Palabra de Dios dice que «los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos del Señor» y que, por eso, quedaron en manos de los madianitas durante 7 años.

El hecho de darle la espalda a Dios los llevó a vivir días difíciles. Los enemigos los acorralaron en cavernas y, de vez en cuando, les robaban todo lo que poseían. Pero, en medio de esa situación de humillación continua, un hombre llamó la atención de Dios: Gedeón.

La Biblia lo describe como una persona que formaba parte de la familia más pobre de la tribu de Manasés y, además, el menor de la casa de su padre. Por lo tanto, era alguien con la menor probabilidad de salvar a Israel. Sin embargo, él tenía una característica que hizo toda la diferencia: un espíritu de valentía. Aun en medio de la pobreza y la persecución, mientras que todos estaban escondidos, Gedeón luchaba por el sustento de su casa sacudiendo el trigo en el lagar. Esa actitud, que a primera vista parecía simple, toma otra perspectiva cuando se tiene conciencia de que el lugar ideal para sacudir el trigo es la era (un lugar especial para limpiar el trigo) y no el lagar, que en realidad servía para machacar las uvas. Entonces, es posible entender que Gedeón no ponía pretextos y, para no quedarse dentro de la caverna, improvisaba con lo que tenía, es decir, en realidad iba a la lucha.

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Ese espíritu de perseverancia y determinación atrajo la mirada de Dios, como se lee en Jueces 6:12: «Y el ángel del Señor se le apareció, y le dijo: el Señor está contigo, varón esforzado y valiente.». En aquel momento, Gedeón evaluó todo lo que sabía sobre el Creador y se dio cuenta de que lo que el ángel decía no coincidía con la situación que él estaba viviendo. Entonces, manifestó su espíritu de diferencia y confrontó al ángel: «Ah, señor mío, si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas Sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: No nos sacó el Señor de Egipto? Y ahora Él nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas.» (Jueces 6:13).

Esa reacción demostró que Gedeón tenía conciencia del poder de Dios y de que aquel sufrimiento era contrario a las promesas Divinas. Asimismo, el inconformismo de sus palabras llevó al ángel a decirle: «Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel…» (Jueces 6:14).

En el libro de Gedeón y los 300, el obispo Edir Macedo destaca ese espíritu intrépido de aquel que se convirtió en un héroe: «La fuerza de Gedeón no estaba en el exterior, sino en lo profundo de su ser. Por saber de la existencia del Dios de Abraham, él estaba determinado a rechazar aquella situación impuesta por sus enemigos».

La fe sobrenatural llevó a Gedeón a obedecer cada instrucción del Altísimo, incluso, a ir en contra de su propio pueblo, derribar el altar en el que ellos adoraban a baal (dios pagano) y ofrecerle en sacrificio a Dios el principal bien de su familia: el segundo toro de siente años. Sin pensarlo dos veces ni considerar en todo el sacrificio que fue mantener vivo al animal durante los tiempos difíciles, Gedeón obedeció y, por eso, el Espíritu de Dios tuvo libertad para tomar posesión de él, como se lee en Jueces 6:34: «Y el Espíritu del Señor vino sobre Gedeón».

«Gedeón ya había estado con Dios dos veces: la primera cuando él sacudía el trigo en el lagar y, la segunda, en la noche en que Dios le pidió el segundo toro. Pero solamente después de que obedeció la voz de Dios, él recibió la unción del Espíritu Santo», explica el obispo Macedo. Y agrega que «su obediencia provocó la reacción de Dios a su favor. Hasta entonces, él había recibido apenas promesas, pero, después de la materialización de su fe, el Señor le respondió positivamente».

¿Cuál es tu espíritu?

El ser humano está se compone de cuerpo, alma y espíritu. Mientras que el cuerpo es lo que vemos, el alma se relaciona con los sentimientos y el espíritu es la mente, es decir, donde están los pensamientos. Y, así, él es determinante para la acción del poder de Dios en la vida de alguien. Eso significa que, si la persona se conforma, si considera que no necesita cambiar o si todavía alimenta creencias negativas con relación a sí misma, el poder de Dios se limita para actuar en esa vida.

«El mayor problema de las personas son los pensamientos de inferioridad y el prejuicio que ellas tienen sobre sí mismas. Con palabras y pensamientos demoniacos, ellas construyen barreras de acción a su alrededor y, mientras más confiesan ese tipo de pensamiento, más difícil es para que las barreras se quiebren, pues desarrollan pensamientos e ideas negativas contra sí mismas. Por ese motivo, llegan a conclusiones sin sentido, pensando que Dios es bueno y grande solamente para los demás. Y esa forma de pensar impide la acción del Espíritu Santo dentro de ellas», resalta el obispo Macedo.

Por otro lado, cuando Dios encuentra un espíritu fuerte, valiente, audaz y dispuesto a ir más allá de lo común, Él manifiesta Su poder.

La elección es individual

Muchos cambiaron de espíritu cuando salieron de la zona de estancamiento para buscar el cumplimiento de las promesas Divinas. Dejaron de aferrarse a hacer las cosas a su manera y solo tuvieron la respuesta que deseaban cuando obedecieron la voz de Dios.

Hay que mencionar que la condición actual, el pasado y los errores no son considerados por Dios cuando Él mira en el interior de la persona la intención real de honrarlo por medio de su vida.

Si todavía no tienes ese espíritu para provocar un cambio y vencer, llegó el momento de buscarlo en Dios, por medio del revestimiento del Espíritu Santo. Esto también es para los que ya fueron valientes un día, pero que hoy tienen su vida trabada.

Aprovecha la Hoguera Santa del Cambio de Espíritu para recibir de Dios un espíritu nuevo y vencer. Conoce más en la Universal más cercana. Y, tú, ¿qué espíritu esperas recibir a través de este propósito?

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