¿Cuáles han sido sus prioridades?

¿Cómo podemos tener realmente una relación con Dios? De acuerdo con los que enseñó el obispo Franklin Sanches el pasado 20 de marzo, en una ocasión, Jesús dijo: «Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas» (Mateo 6:24).

Al hablar de las riquezas, Él no solo se refería a lo material, sino a todo lo que uno le da más valor que al propio Dios.

Esas riquezas pueden ser las amistades, y por no quedar mal con ellas, prefieren darle la espalda a Cristo. O bien, puede serlo una pareja, que cuando se separa, a veces uno de los dos queda tan desesperado que incluso piensa en el suicidio porque su vida no tiene sentido.

Es por esa razón que Dios no le puede dar Su Espíritu a quien no comprende que nada es más valioso que Él.

Sin importar el título o posición que se ostente, varios viven con depresión y pensamientos de suicidio, ya que nunca tuvieron una experiencia con el Espíritu Santo. «Cuando Él entra en la vida de alguien, lo primero que hace es llenar su vacío. Quien recibe el Espíritu de Dios puede tener problemas y luchas, pero será feliz, porque Él le da todo lo que necesita.

Para que usted pueda entrar al Santuario de Dios y tener una experiencia con Él, necesita darle toda su vida. Si Jesús no es lo más importante, nunca lo logrará», explicó el obispo.

Eso fue lo que sucedió con un joven que quería la vida eterna, pero de lo que no estaba consciente era que necesitaba luchar por ella: «Cuando salía para seguir su camino, vino uno corriendo, y arrodillándose delante de Él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? […]. Jesús, mirándolo, lo amó y le dijo: Una cosa te falta: ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Pero él, afligido por estas palabras, se fue triste, porque era dueño de muchos bienes.» (Marcos 10:17-22).

Todo lo que proviene de Dios tiene que ser conquistado. Si quiere algo de Él, es necesario luchar por ello manifestando su fe, demostrando que es fiel y obediente.

«Aquel joven había recibido una buena educación de sus padres y cumplía los mandamientos con relación al prójimo; pero tratándose de Dios, no era lo más importante para él.

No significa que Jesús quería verlo en la miseria. Si en aquel momento hubiera dicho: “voy a hacerlo ahora”, con seguridad Él le hubiera dicho que no haría falta, por demostrar que Lo ama. Pero, su actitud indicó todo lo contrario», añadió.

Si quiere tener comunión con Dios, nada puede estar ocupando el primer lugar en su corazón, Él tiene que ser el único dentro de usted:

«En verdad os digo: No hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos o tierras por causa de mí y por causa del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y tierras junto con persecuciones; y en el siglo venidero, la vida eterna.» (Marcos 10:29-30).

Para finalizar, el obispo detalló que no es un pecado ser próspero o ser feliz en su matrimonio, por ejemplo, sino que no coloque su corazón en todo eso: «Cuando se entrega a Jesús, aunque aparentemente pierda, en el fondo no es así. Dios le dará 100 veces más; habrá dificultades, pero lo logrará, sobre todo para el futuro, para conquistar la vida eterna».

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