¿Cuál es el objetivo del Ayuno de Daniel?

El desierto fue el lugar elegido por Dios para comunicarse con Moisés, ya que, sin distracciones a su alrededor, él fácilmente podría prestar atención a Su voz. Allí, el Altísimo reveló Su propósito para Israel, pero un detalle de este encuentro llama la atención: Dios no le reveló Su nombre a Moisés.

¿Sabes cuál es la razón?

«Y dijo Dios a Moisés: “YO SOY EL QUE SOY”, y añadió: “Así dirás a los israelitas: ‘Yo Soy me ha enviado a ustedes’”» (Éxodo 3:14).

Aunque Moisés estaba cara a cara con el Altísimo, no sabía Su nombre. Ni siquiera Abraham, Isaac o Jacob tuvieron conocimiento del verdadero nombre del Señor, pues este privilegio les sería dado a María y José por primera vez, con la venida de Jesús a la Tierra:

«Y el ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un Hijo, y le pondrás por nombre Jesús”» (Lucas 1:30-31).

María encontró gracia ante los ojos de Dios y por eso fue elegida para concebir a Su Hijo en su vientre mediante el Espíritu Santo. Y para que conociera Su propósito divino, José también fue guiado por el Espíritu de Dios, y así ambos tuvieron acceso al santo Nombre del Señor: Jesús.

¿Qué significa eso?

El Espíritu Santo es el único responsable de revelarnos el Nombre del Altísimo a nosotros, seres humanos, no solo de manera literal, sino en la esencia de Su poder. Esto se debe a que la revelación y la autoridad del Nombre de Jesús pertenecen a Sus hijos, es decir, a aquellos que nacen de Su Espíritu.

Y este es el propósito extremo del Ayuno de Daniel: revelarles el Nombre de Jesús a aquellos que demuestran sinceridad y deseo de conocerlo.

Por lo tanto, si entendiste la importancia de este propósito, ¡no te quedes fuera! El Ayuno de Daniel terminará el 10 de diciembre. Para obtener más información sobre cómo participar, simplemente haz clic aquí.

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Ve a continuación la meditación sobre el tema:

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