Ayuno de Daniel: qué ver, leer y oír en este periodo

El propósito del Ayuno de Daniel invita a los participantes a poner a Dios por delante del entretenimiento y de la información superficial, y también sacia la sed de aquellos que desean tener intimidad con Él.

Es fácil que acumulemos ciento de información a lo largo de un solo día. Esta surge de conversaciones, búsquedas en internet, trabajo, televisión y, de forma más intensa, de sitios y redes sociales que, por momentos, roban un poco del valioso tiempo de nuestra vida. No es casualidad que, de vez en cuando, vemos a alguien que dice que necesita de un «detox digital» o que se alejó de algunas aplicaciones del celular.

Pero existe una propuesta diferente que sugiere que las personas se abstengan de consumir entretenimiento e información superficial para que puedan desenvolver y estrechar su relación con el Altísimo. Ese es el objetivo del Ayuno de Daniel, un propósito para buscar el Espíritu Santo y el fortalecimiento espiritual. La edición actual, que dura 21 días, terminará el 16 de julio.

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Recientemente, durante una edición de la Meditación Matinal, el obispo Edir Macedo mencionó que el Ayuno de Daniel lleva a las personas a desprenderse de las cosas del mundo: «Estaremos enfocados exclusivamente en la Palabra de Dios, con toda nuestra mente, corazón y espíritu, que es nuestro intelecto, solo pensando de acuerdo con Su pensamiento.

Así, cada persona sumergirá su vida en la Palabra de Dios y buscará el Espíritu Santo durante 21 días. Además, las personas que trabajan con sus amigos y con otras personas, van a procurar hacer algo benéfico para quien está más cerca de ella. Primero, claro, dentro de casa, siendo generosa, bondadosa y comprensiva. Dele a la persona que está cerca de usted lo que le gustaría recibir. Eso es lo que vamos a hacer en este Ayuno de Daniel: un sacrificio doble, porque, más allá negar los deseos del corazón, dejar las redes sociales a un lado y sumergirse en los pensamientos de Dios, va a tratar a la persona que vive a su alrededor como se trataría a sí mismo» reiteró.

Obviamente, esa no es una puerta fácil. «El Señor Jesús dice que la puerta que conduce a la Salvación es estrecha (Mateo 7:13-14): son pocos los que lo consiguen», añadió. Él incluso compartió el ejemplo bíblico de Nicodemo, que cuestionó no solo al Señor Jesús, sino a la propia fe al desconocer la necesidad del Nuevo Nacimiento. El obispo citó que Nicodemo era «un hombre perfecto, religiosamente hablando, pero imperfecto espiritualmente» y que, desde el punto de vista religioso, el «tenía verdaderamente una naturaleza adámica», aunque aparentara ser una persona de Dios. Lo mismo sucede con muchos que dicen ser cristianos, pero que no Lo conocen por no haber nacido del agua y del Espíritu.

Hambre y sed

Por eso, el Ayuno de Daniel atrae a todos los que tienen sed y hambre del Espíritu Santo, como aclaró el obispo: «el que no tiene esa sed, comienza el Ayuno de Daniel y lo hace durante dos o tres días, pero al cuarto día lo abandona; otros comienzan bien y lo hacen 10, 15 días, pero llega un momento en el que se desaniman y desisten, mientras que otros van hasta el último día y continúan en la fe. Entonces, esa es la sed que debes tener si quieres recibir el Espíritu Santo, si quieres nacer de Dios».

· Obispo Franklin Sanches

· Universal México

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