«Vivíamos en un cuarto prestado y perdimos algunas pertenencias»

«Me embaracé de mi actual esposo cuando éramos novios, pero no se hizo cargo de nosotros y eso me trajo problemas económicos. Sin contar que mi periodo de gestación fue complicado, pues tuve varias amenazas de aborto; sin embargo, logré salir adelante y mi hija nació. Después de un tiempo, volví con él y nos juntamos, solo que la convivencia fue peor debido a que los problemas crecieron.

Entre ellos, fue el hecho de tener que salirnos del departamento en el que vivíamos, puesto que ya no nos alcanzaba el dinero para pagar la renta. A pesar de que mi mamá nos prestó un cuarto, seguíamos pasando necesidad, por eso tuvimos que empeñar algunas de nuestras pertenencias que, al final, acabamos perdiendo.

Los pleitos entre ambos se volvieron constantes. Más tarde, tendríamos que enfrentar otra batalla: nuestra hija se enfermó de tránsito intestinal con solo 2 años de edad y debían operarla. Eso nos deprimió y orilló a que buscáramos la ayuda en casas de limpias, pero salió contraproducente porque notamos que nos afectó de manera espiritual. La única “solución” para nosotros, era separarnos.

Esa idea cambió cuando llegamos al Templo de los Milagros, que conocimos por medio de su programa televisivo. Llegar ahí fue una grata experiencia, ¡la alegría y la fe volvieron! Tanto mi esposo como yo nos propusimos buscar a Dios con sinceridad, eso cambió nuestra forma de ser individualmente y uno con el otro. Incluso, nos casamos. Como resultado de participar en la Hoguera Santa, mi hija sanó y está feliz.

Hoy en día, no tenemos depresión ni tormentos espirituales. Seguimos usando nuestra fe en otras Hogueras Santas y, económicamente, mi esposo logró tres concesiones para taxis y administra otros tantos, montó su propio despacho de seguros y tiene una comercialización de una compañía de dispositivos de rastreo satelital. Eso nos permite vivir bien, en nuestra casa propia, que es grande y bonita.» -Santa Castro