¿Vamos a esperar nuestros dos días?
Si Dios parece tardar en atender nuestras oraciones, no significa un retraso de Su parte ni falta de amor hacia Sus hijos.
Esta aparente demora significa una forma de enseñarnos la perseverancia en la oración o la paciencia que a menudo falta en el ser humano.
Además, Dios puede desear hacer algo mucho más grande de lo que se está pidiendo, para la gloria de Su Nombre, y debido a ello, algunas cosas necesitan «empeorar» para que el contraste entre el antes y después sea aún mayor.
¿No fue lo que sucedió con Lázaro?
A pesar de que el Señor Jesús amaba a aquella familia, permitió la muerte de Lázaro para que la gloria de la resurrección se manifestara ante todos.
No se apegue a los «porqués», sino que viva intensamente creyendo en el «para qué».
«Y Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando oyó, pues, que Lázaro estaba enfermo, entonces se quedó dos días más en el lugar donde estaba.» (Juan 11:5-6).
Aguardemos por los «dos días de espera» y nunca dudemos del amor y el cuidado perfecto de Dios.
Por Núbia Siqueira
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