Una fe sin límites

La fe es un poder inmensurable que existe dentro de cada uno y cualquiera puede acceder a él.

No obstante, pocos conocen que con ella se puede poner fin a cualquier sufrimiento, pues la fe es capaz de traer a la existencia cualquier cosa, más aún cuando se trata de la fe puesta en Dios, el Dios del que nos habla la Biblia, el Señor experto en hacer posibles los imposibles. “Porque nada hay imposible para Dios” (Lucas 1:37).

Pero ¿por qué teniendo fe, muchas personas viven con tantos problemas? El obispo Edir Macedo explica que uno de los grandes obstáculos para que la fe tenga frutos es no ponerla en práctica y estar alejados de Dios.

De acuerdo con el obispo, “Dios está buscando a gente determinada, convencida, decidida, intrépida, osada, valiente y audaz para manifestar Sus grandezas. Gente que asuma la fe independientemente de las dificultades”.

El obispo refiere que cuando se entrega Dios no hay problema, dificultad o sufrimiento que no se pueda vencer; pues el Espíritu Santo guía para solucionar cualquier adversidad por más grande que esta parezca.

“A partir del momento en el que la persona se entrega a Dios y permite que Él transforme su vida, ningún obstáculo es capaz de impedir la conquista de los objetivos”. Si quieres que este 2019 sea de conquistas y de objetivos alcanzados, aprende a usar la fe para todo lo que hasta hoy creías imposible.

Puedes participar en la reunión del Ayuno de los Casos Imposibles, sábado a las 8am, 10am, 12pm, 3pm y 7pm, en Av. Revolución Núm. 253, Col. Tacubaya.

Por tu fe, puedes sumarte a las miles de personas que alcanzaron aquello que nunca pensaron tener y vivir un año nuevo de bendiciones inimaginables.

“Por dos años, tuve hemorragias que no cesaban con nada”

“Durante os años, tuve hemorragias, además tenía otros malestares que se generaban por esta enfermedad: cansancio, debilidad, dolores en el cuerpo y de cabeza…

Visité diversos médicos con el fin de encontrar el origen de mi padecimiento y la solución, pero por más tratamientos que seguía, no sanaba.

Desesperada, busqué ayuda con brujos, seguí las indicaciones que me daban, sin embargo, lejos de mejorar algo, la situación empeoró. Ya no solo tenía problemas físicos, también espirituales, empecé a ver bultos, no dormía, discutía con mis familiares, el dinero no era suficiente, todo se volvió caótico.

Cuando pensé que ya no había salida para mí, Dios me mostró que sí. Llegué al Centro de Ayuda Universal y entendí que la fe puesta en el Señor Jesús puede transformarlo todo. Fui constante en las reuniones porque el primer día que vine tuve cambios: dormí tranquila, dejé de ver bultos y salí sin mis angustias.

Seguí participando y mi vida fue tomando un nuevo rumbo. Sané por completo y los médicos lo comprobaron. Tengo paz conmigo misma, duermo bien, me rinde el dinero, mi familia es unida y hay amor. Es real, para Dios no hay nada imposible”, Amelia Ortiz.