Terminamos, ¿y ahora qué hago?

La psicóloga y terapeuta de pareja, Ares Anfruns Nomen, refiere que son muchos los que pasan por una ruptura amorosa. Sin embargo, no todos saben afrontarla.
«Afrontar una ruptura amorosa llega a ser tan difícil porque comúnmente se vive alimentando la esperanza de un posible regreso, el cual provoca una constante reactivación de emociones y sentimientos que complican el afrontar y superar la ruptura», explica la especialista.
Entonces, ¿cómo afrontar la ruptura? Según Anfruns Nomen, hay factores que facilitarán la superación, entre ellas:

1. Desahógate con personas de confianza: Expresa tu dolor con algún familiar, amigo o persona de confianza con la que te sientas cómodo/a y que sabes que te escuchará y te apoyará.
2. No temas hablar de tu ruptura: No es malo sentirte triste y romper en llanto las primeras veces que se habla de la ruptura, pero el hablar de cómo te sientes, te ayudará a cicatrizar la herida que la ruptura provocó.
3. Limita en lo posible el contacto con tu expareja: Evita el contacto con tu expareja por todos los medios posibles, pues esto podría dar pie a una falsa esperanza de regreso.

Si estás pasando por un proceso de duelo amoroso y no sabes cómo llevarlo, ven a la Terapia de la Familia, una reunión que te permite superar las heridas provocadas por relaciones que no funcionaron. Participa este jueves a las 7 de la noche en el Templo de los Milagros ubicado en Av. Revolución núm. 253, col. Tacubaya o busca la Universal más cercana (ve más direcciones en la página 14).

«Por una ruptura amorosa, que era necesaria, caí en depresión»

«Queriendo encontrar la felicidad, me casé. Sin embargo, lo que viví fue un escenario muy distinto. Desde que éramos novios noté ciertas actitudes que no me convencían, pero erróneamente pensé que, al casarnos, él iba a cambiar.
No fue así, ya como esposos él se volvió violento, me amenazaba diciéndome que, si me iba de su vida, me mataría. Nuestra relación era de jaloneos, humillaciones, gritos… nuestra “felicidad” era una fachada. Si mi autoestima era inexistente, con todo esto menos me valoraba a mí misma.
Un día, en una discusión, intentó ahorcarme y eso me hizo reaccionar. Terminé separándome de él, regresé con mis papás, pero a raíz de esto tuve que lidiar con un duelo en donde caí en depresión.
Sola no podría salir de eso. No obstante, mi hermana me invitó a la Universal, a las reuniones de los días jueves. Llegar a la Terapia de la Familia cambió mi vida, cada lágrima derramada Dios la secó, por mi fe sentí su consuelo, perdoné y superé mi ruptura.
El dolor de mi interior fue suplido por paz y amor a mí misma. Hoy sé mi valor como mujer y tengo una visión distinta de lo que es el amor. Sé que soy capaz de amar con inteligencia.» -Carmen Roa