«Tenía 12 años y pensaba que lo mejor era estar muerta» 

El número de suicidios descendió a nivel mundial, pero no en el continente americano, de acuerdo con información recopilada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Y México forma parte de esas estimaciones… 

En 2021, se contaron 8447 suicidios consumados, esta cifra es mayor a comparación de los casos del 2019 que fueron registrados por el INEGI. Pero el fenómeno que desde hace tiempo ha llamado la atención de los investigadores es la estrecha relación que tienen estas pérdidas con el bullying. Pues este último ya forma parte de la larga lista de factores de riesgo que llevan a un individuo a desarrollar problemas de salud mental e intentos suicidas. 

Valeria Navarro Cossío estuvo a punto de ser parte de dichas estadísticas, todo comenzó desde que tenía 11 años: «Esto vino a raíz de varios problemas familiares, había dificultades económicas en casa y en la escuela me hacían bullying. Fui generando tristeza, resentimiento y dolor. Como a los 12 años vinieron los pensamientos de que lo mejor sería estar muerta. Con el tiempo me iba sintiendo peor, surgieron en mí sentimientos de inferioridad, siempre estaba enojada, incluso conmigo misma. Teniendo 16 o 17 años, empecé a tener ideas de cómo hacerlo, como con sobredosis de medicinas, por ejemplo», contó. 

Los síntomas que ella menciona coinciden en parte con la lista de señales que enumera el Instituto Nacional de Salud Mental, de Estados Unidos, que en general son: 

• Presentar tristeza, ansiedad y sensación de vacío constante 
• Tener sentimientos negativos, como enojo, frustración, inquietud, pesimismo, culpabilidad o inutilidad 

• Desinterés en actividades que antes solían ser placenteras 
• Intentos de suicidio o pensamientos de querer morir 
• Pérdida de apetito y de peso 
• Dormir muy poco o demasiado 

Sin embargo, un amigo le presentó la oportunidad que la llevó a la verdadera felicidad: «Empecé a ir con frecuencia a la Universal, principalmente a las reuniones de viernes y domingos para tener paz. Con el tiempo, conforme iba escuchando la Palabra y poniendo en práctica mi fe, me fui sintiendo libre, sin tristeza ni desánimo, hasta dejé de tener pensamientos de suicidio. Pero aun así algo me faltaba, era el Espíritu Santo. 

Me apliqué en buscarlo. Para ese proceso, cambié muchas cosas en mí, como mis hábitos, la forma de tratar a mi familia. Aunque sabía que me costaría trabajo, mi objetivo era limpiar mi interior para recibir el Espíritu de Dios. Cuando finalmente sucedió, se vinieron los deseos de vivir, comencé a tener metas, esperanzas y sueños, conocí la felicidad en toda la extensión de la palabra. Te lo digo a ti que lees mi historia, sí hay un final para ese dolor, existe el modo de salir de esa oscuridad», finalizó. 

Hay esperanza

Si has estado triste o tienes depresión, te invitamos a participar en las reuniones del Templo de los Milagros: Av. Revolución núm. 253, en la colonia Tacubaya, CDMX. Por tu fe, es posible superar el mal del siglo.

También puedes consultar el horario de la reunión en la Universal más cercana a tu domicilio.

(*) La asistencia espiritual no sustituye los cuidados médicos. Será el tipo de trastorno, su origen y el modo de ser de la persona los que configurarán la manera de orientar, en cada caso.

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