«Quise quitar una brujería con otra» 

Ante los problemas, muchas personas recurren a los brujos, pensando que ahí encontrarán la solución a sus dificultades. Quienes recurren a esto, terminan con más inconvenientes de los que originalmente los llevó a la brujería. 

Carlota Olmedo vivió en carne propia los estragos de acudir a estos «servicios», al buscar quien deshiciera el trabajo de brujería que le hicieron a su hijo. Quien después de tomar una cerveza trabajada, se volvió alcohólico y de un momento a otro, después de pelear con él por teléfono, su hijo le dijo que nunca más le volvería a hablar, llevándola a tener depresión y a buscar una salida fácil: «Durante mucho tiempo consulté a varios brujos. Pues me dijeron que a mi hijo le habían hecho una brujería y que a mí me tenían enterrada en un panteón. 

Obedecía lo que me decían y cualquier cosa que me pedían, veladoras, fotografías, lo que fuera, yo se los llevaba. Lo hacía porque creía que funcionaba ya que a veces mi hijo me preguntaba si estaba haciendo algo pues él se sentía mejor. Por ello, accedía a que me hicieran limpias e incluso anduve consiguiendo pólvora para que me metieran a un círculo de fuego, pero cualquier beneficio, si es que lo había, era momentáneo.» 

El obispo Macedo señala que muchas personas recurren a la brujería porque, al estar desesperadas, buscan una solución rápida, pero al no seguir el camino correcto (Juan 8:36) para resolverlo, su estado empeora: «Empecé a tener problemas para dormir, apenas apagaba la luz y ponía la cabeza en la almohada, para que de inmediato se me subiera el muerto; además, oía en mi techo que arrastraban cadenas y se prendía y apagaba la televisión. 

Esta situación era todos los días y aunque los sábados intentaba dormir durante el día, al acostarme sentía que las paredes se me venían encima, terminaba deambulando por las calles y llorando en las banquetas. Para protegerme accedía a que me dieran unos amuletos de espíritus inmundos porque supuestamente eran muy milagrosos; se me metió la idea de que me ayudarían que hasta quise poner un altar en mi casa, pero nunca lo hice.» 

La falsa idea de protección lleva a muchas personas a involucrarse cada vez más con los entes malignos como estaba siendo el caso de Carlota, no obstante, ella encontró el camino: «Una noche, mientras veía la televisión, me identifiqué con una historia que salió, dije “si ella pudo, yo también”. Un viernes acudí a la Universal, al comenzar la reunión solo pude llorar. Después de eso logré dormir; seguí yendo porque me sentía muy bien.  

Poco a poco fui entendiendo la Palabra de Dios y poniéndola en práctica; siguiendo las orientaciones, usando mi fe, fui libre de todos los tormentos, mi economía cambió e incluso me sané de artritis reumatoide y de la miopía, pero lo más importante es la paz que nos brinda la presencia de Dios, con ella en nuestra vida somos verdaderamente libres de todo mal.» 

Viernes de Liberación Espiritual

¿Tu situación es semejante? Entonces, te esperamos este viernes 15 de marzo en la reunión de liberación espiritual. Te esperamos, especialmente a las 7 p. m., en el Templo de los Milagros, ubicado en Avenida Revolución núm. 253, col. Tacubaya, en la Ciudad de México. Pero si te encuentras al interior de la República puedes consultar en este enlace la dirección de la Universal más cercana a tu hogar.

No olvides llevar a esta reunión una rosa roja para que sea consagrada con el aceite del monte Sinaí y, poniendo tu fe en acción, tú y tu familia pueden ser libres de todo mal.

¡Participa en este encuentro!