¿Preocupado y ocupado?

En este preciso momento, ¿qué es lo que más le preocupa? Tal vez es porque ya no sabe qué más hacer en su matrimonio, con su marido, sus hijos, la deuda, entre otros problemas. Pero ¿sabía que enfocarse en todo eso le roba su paz?

«Mientras iban ellos de camino, Él entró en cierta aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Y ella tenía una hermana que se llamaba María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Pero Marta se preocupaba con todos los preparativos; y acercándose a Él, le dijo: Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo el Señor, le dijo: Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas; pero una sola cosa es necesaria, y María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada.» (Lucas 10:38-42).

Así como Marta, «las preocupaciones hacen que usted se convierta en una persona molesta, agria, malhumorada, enojona… Son como una sanguijuela que va engordando de tanto chuparle la sangre. Incluso estando dentro de la casa de Dios, las personas están tan centradas en ellas que, en lugar de querer escuchar la Palabra, piensan en cualquier cosa», explicó el obispo Franklin Sanches en la reunión del pasado domingo 12 de febrero.

Sin embargo, ¿por qué escuchar la Palabra de Dios es más importante ante todo?

«Ella es la que va a producir vida dentro de usted. Dios creó el cielo, la tierra, el mar y todo lo que existe solamente con la Palabra. Por eso nada es más valioso, ya que ella despierta su fe, le da fuerzas para hacerle frente a sus problemas», agregó.

Además, cuando uno conoce, obedece y se aferra a lo que está escrito, sabe cuáles son sus derechos y no se deja engañar, incluso aprende a usar la fe con inteligencia. De manera que toma posesión de las promesas divinas y, por lo tanto, su vida no será un fracaso.

Por eso Jesús dijo que a María no se le puede quitar la buena parte, la mejor de todas. «Porque con una palabra de Dios, para usted cambia todo. Si entiende esto y empieza a practicarlo, en el momento en que se sienta preocupado por cualquier situación, o le haga sentirse molesto, tomará su Biblia, hará una oración en un lugar privado y le dirá a Dios: “Jesús, dame una palabra, quiero escuchar Tu voz”. El Espíritu Santo le dirá lo que usted necesita por medio de las Escrituras, pues está escrito: “La ley del Señor es perfecta, que restaura el alma; el testimonio del Señor es seguro, que hace sabio al sencillo.” (Salmo 19:7)», añadió el obispo.

Por eso la Palabra de Dios le da la fortaleza que precisa, cura su alma y le sana de sus miedos, inseguridad, traumas… Hasta le hace perdonar.

«Así que, si usted vive preocupado, molesto, afanado, es porque le está faltando la Palabra de Dios. Entonces, tome el tiempo de sentarse a los pies de Jesús, escúchelo. Él quiere comunicarse, pero no lo hará si usted está todo el tiempo en el celular, en la luna; y eso es lo que el diablo quiere, ocupar su mente con tantas cosas a fin de que no tenga espacio para la Palabra de Dios.

Escúchela y verá la obra que el Espíritu Santo hará en su vida. Haga la prueba», finalizó.

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