¿Por amor o por conveniencia?

¿Alguna vez se ha preguntado por qué está buscando a Dios? ¿Cuál es la intención que hay detrás de sus acciones con respecto a Él? Durante el encuentro del pasado domingo 21 de mayo, el obispo Franklin Sanches explicó que las intenciones hablan más que las palabras: «estas pueden decir: “Jesús, yo Te quiero” pero ¿realmente Lo quiere a Él o solo busca que le libre de una situación que está pasando?».

Esto quizá lleva a otra pregunta: ¿por qué es tan importante considerar el trato a Dios?

«Porque la manera en que trato a Dios, es la manera como seré tratado por Él», añadió el obispo.

Un claro ejemplo de esto en la historia se encuentra en (Génesis 4:2-5):

«Y Abel fue pastor de ovejas y Caín fue labrador de la tierra. Y aconteció que, al transcurrir el tiempo, Caín trajo al Señor una ofrenda del fruto de la tierra. También Abel, por su parte, trajo de los primogénitos de sus ovejas y de la grosura de los mismos. Y el Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero a Caín y su ofrenda no miró con agrado. Y Caín se enojó mucho y su semblante se demudó.».

Si bien todo el mundo sabe de este pasaje, es importante poner atención a los detalles y observar precisamente cuáles son las diferencias entre los dos hermanos.

El caso de Caín

Él era labrador, cuidaba la tierra, pero, acorde a lo que explicó el obispo, «quien cuida la tierra lo hace porque tiene un interés, ¿cuál?, en el fruto. La persona no la cuida porque la ama, sino porque tiene el interés de recibir algo de ella».

Por otra parte, cuando él dio su ofrenda, fue de cualquier manera. En su pensamiento, lo importante era simplemente dar, aunque se tratara de cualquier cosa. «Pero no es así, porque el altar es un lugar santo, no puedo colocar ahí mi ofrenda de cualquier manera», añadió.

Sin embargo, primero debe quedar claro qué es una ofrenda. Ella es todo lo que uno le ofrece y le da a Dios. Orar, ir a la iglesia, hacer un ayuno, entre otros, son ejemplos de ofrendas. Pero aquí la cuestión es: ¿de qué manera la ofrece?, ¿cómo está haciendo cada una de esas acciones para Dios? ¿Al igual que Caín, de cualquier modo, o cuidando los detalles?

«¿Cómo es que usted viene a la iglesia? ¿Preocupado por ver la hora en que terminará el culto, por mirar el celular para ver si le llegó un mensaje?», preguntó el obispo.

Los detalles de Abel

La ofrenda refleja lo que hay en el interior de las personas. El obispo Franklin refirió también que «cuando Dios estableció la ley de ellas, era una manera de causar un acercamiento del hombre para con Dios. Por eso Jesús es llamado el Cordero de Dios, es decir, Él es la ofrenda. El Señor amó al mundo de tal manera que dio a Su Hijo, lo mejor. Y lo hizo por amor, pero ese amor no fue de palabras, sino que con ese acto le mostró al mundo el tamaño de su amor por la humanidad».

Y eso es precisamente lo que hizo Abel. No puso a Dios en segundo plano, de hecho, llevó para Él a los primogénitos de sus ovejas. En otras palabras, trataba de honrar al Señor también con lo mejor. Por eso, fue visto con agrado, tanto él como su ofrenda.

«Si valoro más a las personas y desprecio a Dios, entonces, seré tratado con desprecio por Él. Si dejo de ir a la iglesia porque no le gusta a mi familia, estoy valorando más a otros que a Dios. Si subo al altar y hago la reunión de cualquier manera, quizá la gente no se va a dar cuenta; pero Dios ve la clase de ofrenda que estoy dando.

Entonces, tenga cuidado. El Señor no quiere una parte de su vida, quiere toda. Si le da el 100 % de ella, será aceptado, derramará Su Espíritu sobre usted y le transformará en una nueva persona. Su vida es lo más valioso que tiene. Así que, ¿quiere ser un Abel o un Caín?», finalizó.

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