«No dejaba de pensar en que iba a morir por cáncer» 

Cuando Cecilia Luna escuchó de los especialistas que ella tenía cáncer, su ánimo decayó aun más de lo que estaba: «el fallecimiento de mi esposo me causó una depresión profunda al punto de no tener ganas de hacer nada y pensar en morir; pero la gota que derramó el vaso fue cuando me dijeron que tenía cáncer en la matriz y que este ya no tenía remedio», dijo. 

Las circunstancias por las que pasó Cecilia no son singulares. El National Cancer Institute (NCI), agencia de salud de Estados Unidos, reveló que entre el 15 y 25 % los pacientes con cáncer son susceptibles a padecer depresión.  

No obstante, aunque esta cifra es alta, los autores del artículo «Depresión y cáncer: una revisión orientada a la práctica clínica» señalan que este trastorno es infradiagnosticado y, por lo tanto, no siempre se presta atención a la salud mental del paciente. «Este hecho conduce a una mala calidad de vida, una inadecuada adherencia al tratamiento y una menor tasa de supervivencia en esta población médica», dijeron. 

Según el estudio, entre los factores que más influyen en el riesgo de que los pacientes con cáncer desarrollen depresión se encuentran los siguientes: 

· Haber padecido depresión con anterioridad. 

· Presentar dolor y síntomas más graves 

· Tener un estado físico deteriorado 

· Mantener una red social limitada durante el transcurso de la enfermedad 

Algunos puntos fueron parte de la experiencia de Cecilia: «En el momento en que recibí la noticia, me deprimí, sobre todo porque me recalcaron que no tenía cura. De ahí ya no podía dormir más que 2 horas diarias. No le conté nada a mi familia para no hacerlos sentir mal, solo a una de mis hijas. Lo único que pasaba por mi mente era que lo que me habían dicho los especialistas: que me iba a morir. Aunque a veces mi hija me decía que le echara ganas, lloraba. No podía con el shock, así que prefería salir de la casa, cualquier motivo para estar en la calle era bueno para mí». 

 Pero en una noche de insomnio ella conoció el programa de la Universal en la televisión: «Tras escuchar las palabras, de fe me sentí motivada y decidí a visitar este lugar». 

Ella empezó a acudir, ahí aprendió que por medio de su fe en Dios es posible lograr milagros muy grandes: «Seguí cada orientación con base en la Palabra y me esforcé por acudir a las oraciones. Algo que empecé a notar fue el cambio en mi ánimo y bienestar. Empecé a dormir bien y sentí como si me hubieran quitado un peso de encima, recobré las esperanzas». 

Encontrar a Dios fue lo que le dio fuerzas para seguir adelante y vencer la depresión, sin embargo, aún faltaba vencer el cáncer. En total fueron 25 las radiaciones que le hicieron, sin embargo, su fe le dio un resultado diferente a lo que los especialistas le habían sentenciado: «al realizarme nuevos análisis clínicos se pudo ver que estaba libre del cáncer, no tenía nada y, por lo tanto, ¡no iba a morir!».  

«No tengo dudas de que conocer a Dios ha sido lo mejor que me ha pasado, Él es el único que puede restaurar una vida. Él promete actuar en cada uno de nosotros, pero si no Lo buscamos, ¿cómo nos abrirá la puerta para respondernos», finalizó.

Hay esperanza

Si has estado triste o tienes depresión, te invitamos a participar en las reuniones del Templo de los Milagros: Av. Revolución núm. 253, en la colonia Tacubaya, CDMX. Por tu fe, es posible superar el mal del siglo.

También puedes consultar el horario de la reunión en la Universal más cercana a tu domicilio.

(*) La asistencia espiritual no sustituye los cuidados médicos. Será el tipo de trastorno, su origen y el modo de ser de la persona los que configurarán la manera de orientar, en cada caso.