Mis ovejas…
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
Juan 10:27-29
Extraído del blog del Obispo Macedo
Medita también en este mensaje: El poder del perdón no depende del sentir en el corazón
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