Los que siembran con lágrimas, con regocijo segarán
«Los que siembran con lágrimas, con regocijo segarán» (Salmos 126:5).
Sembrar con lágrimas es la lucha, la espera, la paciencia y la confianza que necesitamos para luego cosechar con alegría… llegar un día y decir: «valió la pena todo lo que pasamos hasta aquí».
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