Las «imperfecciones» de Jesús son pruebas
Nosotros no tendremos cicatrices en nuestros nuevos cuerpos resucitados. Pero el Señor Jesús llevará para siempre en Sus manos y pies las marcas de los clavos que lo clavaron en la cruz.
El único que nunca pecó, Se alegra perpetuamente de Sus cicatrices por haber cargado todos los pecados del mundo sobre sí mismo.
Ellas atestiguan cuánto Él amó y fue capaz de soportar el peso de la responsabilidad de rescatarnos.
Yo pienso que, en las oraciones más intensas de Jesús por nosotros, Él le extiende al Padre las manos que fueron gravemente lastimadas.
Por eso, y mucho más, el Padre siempre Lo escucha.
Por lo tanto, las marcas pueden parecer imperfecciones en Su cuerpo, pero, en realidad, ellas son pruebas indiscutibles de misericordia.
Sin embargo, en la eternidad, ¡esas mismas manos marcadas serán, para algunos, el testimonio del rechazo de tan grande bondad!
Las mismas manos que HOY salvan, un día van a condenar a los desobedientes a la Palabra. ¡Nosotros no nos olvidamos de esta verdad!
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