«Las cosas se caían de la nada, ¡había energía pesada en la casa!» 

«Las cosas se caían de la nada, ¡había energía pesada en la casa!» 

Por Departamento Web 2

Quienes recurren a la brujería para perjudicar a otros suelen ser los más cercanos. Madres, esposas, amantes, amigos… La persona menos esperada suele ser la que apuñala por la espalda. 

Unos conocidos cercanos de Lizbeth Pérez fueron quienes recurrieron a tales trabajos contra su familia: «Nos tiraban animales muertos y huevos afuera de la casa, luego aparecía una especie de líquido amarillo regado en nuestro portón», contó ella.  

A raíz de eso, la felicidad de su hogar se fue menoscabando: «Las cosas se caían de la nada y mi mamá empezó a enfermar constantemente. Por mi parte, no podía dormir bien porque se me subía el muerto; también vivía insegura, no salía sola a la calle por miedo de que me pasara algo malo y peleaba seguido con mis papás. Los problemas y las decepciones que tuve en la vida amorosa me orillaron a cortar mi cuerpo. Toda esta carga me ponía triste, ¡lo que tenía no era vida! Sabía quiénes nos hicieron esos “trabajos” y les guardaba mucho rencor, pero aquel sentimiento no cambiaba nada». 

De acuerdo con el obispo Edir Macedo, el mal busca grietas para atacar una vida por medio de sentimientos negativos que guardamos. El odio y el rencor son algunas de estas brechas. Alimentarlas solo hacen que los espíritus malignos se aferren más y actúan estancando y destruyendo. 

Pero eso no significa que es imposible vencer al mal. Para combatir el mal es necesario que este sea arrancado de una vida por medio de la fe en Dios. Además, Su Espíritu no solo tiene el poder para vencer las fuerzas malignas, sino también proteger a quienes deciden entregarse a Él por completo. 

Lizbeth supo de esto cuando llegó a la Universal con su familia. «Estuvimos participando con constancia en las reuniones de Viernes de Liberación; entendimos que por medio de nuestra fe, entrega y obediencia a la Palabra de Dios podíamos dejar de ser atormentado por ese mal. Sin embargo, obedecer a Dios implicaba perdonar y tomar la decisión de cambiar. Así dejé de hacer lo que me perjudicaba, como tener odio, mentir y usar amuletos. Sabía que, si no le entregaba mi vida a Dios, nada iba a cambiar y continuaría con mis inseguridades». 

«Tardé un año en tomar ese compromiso serio con Dios, sin embargo, tras asumir que estaría con Él en las buenas y las malas comenzó a obrar. Hoy mi familia y yo somos felices, libres de esa energía pesada que había en casa. Yo tengo paz y mi vida tiene sentido. El Todopoderoso me dio la plenitud que tanto buscaba y que nadie más me la pudo dar», concluyó.  

Así como Lizbeth, muchos viven en silencio el tormento causado por las fuerzas malignas. Sin embargo, ella encontró el secreto para derrotarlas. 

Viernes de Liberación Espiritual

¿Tu situación es semejante? Entonces, te esperamos este viernes 19 de abril en la reunión de liberación espiritual. Te esperamos, especialmente a las 7 p. m., en el Templo de los Milagros, ubicado en Avenida Revolución núm. 253, col. Tacubaya, en la Ciudad de México. Pero si te encuentras al interior de la República puedes consultar en este enlace la dirección de la Universal más cercana a tu hogar.

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