La honra que Dios quiere

A muchos les han enseñado por mera tradición que a Dios se le honra con palabras o cumpliendo con ciertos actos por costumbre. Sin embargo, ¿qué dice el propio Todopoderoso al respecto?

«Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a Mi con su boca y con sus labios Me honra, pero su corazón está lejos de Mí y su temor hacia Mí no es más que una tradición de hombres que les ha sido enseñado» (Isaías 29:13)

«Las personas suelen hacer las cosas por inercia solo porque se las enseñaron, no por una convicción. Entonces, ellas aprenden, pero no en el espíritu; y lo peor es que piensan que están cerca de Dios porque están cumpliendo con las costumbres, pero en realidad su corazón está lejos de Él», explicó el obispo Franklin Sanches durante el Santo Culto del pasado domingo 2 de junio.

El obispo usó como ejemplo bíblico la historia del joven rico que quería heredar la vida eterna. Jesús le preguntó si sabía cuáles eran los mandamientos. El muchacho Le respondió que los había guardado desde su niñez, tal y como se les enseña a muchos hasta la fecha. Sin embargo, Jesús le dijo: «Una cosa te falta: ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo» (Marcos 10:21). No hubo necesidad de que el joven respondiera con palabras, sus acciones dijeron todo. Él se fue triste, al punto de abandonar y darle la espalda al Señor, ¿por qué?

«Cuando Jesús le mandó honrar a Dios más que a sus riquezas, prontamente manifestó que todo lo que practicaba era pura religiosidad, pues en su corazón no honraba a Dios. Él despreció el tesoro celestial por los tesoros terrenales», explicó el obispo. Y agregó diciendo que actualmente sucede lo mismo; no es raro que muchos dejen de ir a la iglesia porque no quieren obedecer la Palabra. Pero lo que no consideran es que, al no hacerlo, están deshonrando al Señor. Solo que este hacer no debe ser por inercia, sino que también la honra debe ser interna.

En otras palabras, la honra precisa ser integral: «quien honra a Dios solo internamente, en pensamiento o sentimiento, sin agregar actitudes, tiene el tipo de fe muerta (sin obras). Y quien honra a Dios solo exteriormente, con acciones religiosas, pero sin un carácter honorable, es hipócrita, porque solo honra a Dios con las palabras, pero sus hechos lo niegan», destacó.

Acto seguido, el obispo dio algunos ejemplos de cómo podemos honrar a Dios con sinceridad:

· Muchos no perdonan, sin embargo, no consideran que Jesús lo dijo en la oración del Padre Nuestro («Perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a nuestros ofensores»). Pero quien no quiere hacerlo está deshonrando a Dios. En cambio, perdonar con sinceridad honra a Dios.

· Un hombre que es agresivo, que ofende a su esposa y/o la compara con otra mujer no solo está dañando a su pareja, está deshonrando a Dios con su conducta. Y pasa lo mismo con la mujer que no cuida ni respeta a su marido. Pero quien procura y trata con cariño a su cónyuge, está honrando a Dios.

· Un hijo que respeta a sus padres, que no los trata de «tú a tú», aunque ellos no sean perfectos, está honrando a Dios. Obedecerlos y escucharlos forma parte de esta honra.

· Un empleado honra a Dios siendo el mejor empleado de la empresa. Aunque el jefe no está presente, él se dedica, llega temprano y trabaja con gusto. No busca ser mejor que los demás, lo que procura es honrar a Dios.

«Cuando quiero honrar a Dios, busco hacer lo mejor para que Él pueda ser glorificado a través de mi vida. En lo que usted tenga que realizar, sea el mejor marido, la mejor esposa, el mejor hijo, el mejor padre…», exhortó el obispo.

«Comience a honrar a Dios dentro de usted, en sus pensamientos, sentimientos, carácter e intenciones. Manifieste esta honra en sus actitudes: hacia Dios y hacia todos los que le rodean. Guarde esto: si honra a Dios, será honrado por Él. Dios no se olvida de eso», finalizó.

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