«Había un vacío muy profundo en mi corazón» 

«Tras la muerte de mi abuelita entré en depresión, no sabía que uno podía tener ese vacío tan profundo. Perderla fue como si hubieran arrancado un pedazo de mí. Después entré a la universidad y ahí me ofrecieron marihuana.  Al inicio me gustó, y en cada “viaje” olvidaba la tristeza y los problemas que tenía con mis papás. Como consumía alcohol hasta perderme y constantemente mis papás me encontraban drogada, una vez peleamos tan fuerte que me fui de la casa unos días. 

En medio de esas situaciones no le encontraba sentido a mi vida, ya no podía más, me quería morir. No obstante, cuando llegué a la Universal percibí algo diferente, le abrí mi corazón a Dios y Él me abrazó, fue el consuelo y la paz que nadie me había dado. 

Para obtener un cambio, entendí que necesitaba abandonar lo que me dañaba, aunque perdoné a mi papá y dejé el alcohol y el cigarro, no fue fácil soltar la mariguana, me daba ansiedad y volvía a caer. Hasta que dije “está va a ser la última”, tiré todo y eliminé el contacto del que me la vendía. Ahora yo quería Su Espíritu, no podía seguir viviendo sin Él. Fue un domingo cuando tuve la certeza de que Él estaba conmigo. La marihuana me daba tranquilidad momentánea, pero jamás me dio la paz que Dios me concedió. Ahora me llevo muy bien con mis padres y vivo feliz.» -Blanca Davalos

Cura de los vicios

Esta reunión es especial para cualquier persona que esté atravesando un problema de adicciones: alcohol, cigarro, pornografía, juegos de azar, internet, videojuegos, compras compulsivas, trastornos alimenticios, etc.

Pero también este método es para un familiar o amigo dispuesto a extenderle la mano a un ser querido para que sea libre de su adicción.

Te invitamos a que participes en la Cura de los Vicios los domingos a las 4 p. m. en el Templo de los Milagros, Av. Revolución núm. 253, col. Tacubaya.

En las sedes estatales, el horario es a las 3 p. m. Solicita más información en nuestra agenda de direcciones.