Esto te ha dominado y no te has dado cuenta

Si tienes vicios, no logras controlar tus palabras, habitualmente hay problemas de temperamento o, en las relaciones, hablas más de lo que deberías y/o no piensas antes de actuar, pon atención a lo siguiente. Cuando Dios creó al ser humano, Él dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra.» (Génesis 1:26). Luego dijo: «Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla; ejerced dominio […] sobre la tierra.» (Génesis 1:28). Por lo tanto, comprendemos que el hombre fue colocado en una posición jerárquica y de dominio en la Tierra, un poco por debajo de los ángeles.

Entonces, cuando una persona se ve dominada por cualquier cosa, algo está mal en el campo espiritual. Dios no le dijo al hombre que domine a otro hombre, sino que él dominara sobre la Tierra, no en el sentido de destruirla, como muchos están haciendo hoy, sino cuidando Su creación. Por lo tanto, tenemos el compromiso de cuidar todo lo que Dios colocó bajo nuestra responsabilidad.

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El vicio es un ejemplo clásico de una persona que está siendo dominada por una fuerza mayor. Si fumas, bebes alcohol, ves pornografía y haces apuestas, estás acabando con tu salud, con tu dinero y con tu vida. Pero también existen personas que no logran dominar sus palabras, hieren a los demás y arruinan sus relaciones. Así, ellas se vuelven inconvenientes y eso también demuestra su falta de dominio propio.

Si tú eres una persona desequilibrada, ¿te has dado cuenta de que las personas que están a tu alrededor necesitan andar junto a ti con mucho cuidado? Si explotas con facilidad, tienes un temperamento fuerte, te exaltas, humillas, ofendes a quienes están cerca y eres un riesgo en el tránsito, necesitas entender que estas son señales de descontrol y desequilibrio.

Si algo te domina, estás viviendo en condiciones infrahumanas. Estás bajo una fuerza que no es la de Dios y, si no es la de Dios, ¿cuál crees que es la fuerza que te domina? Solo puede ser el diablo, un espíritu del infierno, que te lleva a tomar actitudes destructivas.

La única forma de liberarte es asumiendo la culpa, reconociendo que estás siendo dominado y que la solución es dirigirte hacia Dios, como está escrito en Santiago 4:7: «Por tanto, someteos a Dios. Resistid, pues, al diablo y huirá de vosotros». Si has sido esclavo de ti mismo o de otras cosas que han sido más fuertes que tú, descubre que no estás en la posición plena para la que Dios te creó para ocupar.

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