Envidia: la incomodidad de ver felices a otros
La envidia está definida como la tristeza o pesar causado al ver el bien ajeno, así como el deseo de algo que no se posee, de acuerdo con el Diccionario de la lengua española (DLE). No obstante, hay quienes creen que este sentimiento tiene un lado positivo y que es inofensiva, pero si fuera así ¿por qué causa tantos daños?
La realidad es que hay personas a las que no les gusta ver felices a los demás. Por eso, cuando ven que alguien encuentra una pareja, obtiene un ascenso o un aumento de sueldo, se va de viaje, adquiere una casa o un automóvil, se incomodan. Cabe decir que con frecuencia surge entre los seres más cercanos a las víctimas, como en familiares o amigos.
En un estudio, Motoichiro Kato, neuropsiquiatra japonés de la Universidad Keiō de Tokio, percibió que el ritmo cardiaco y la presión sanguínea aumentaron cuando las personas se enteraban que otras se volvieron exitosas o habían logrado algo en un ámbito que a ellas les causara relevancia. En casos más graves, esta emoción detona violencia, odio, depresión e, incluso, asesinatos.
La psicóloga Poema Ribeiro también explica que quienes han sentido envidia podrían solucionar su problema de la siguiente forma: «el mejor camino es reconocerla e ir a buscar lo que les hace falta, en lugar de solo quedarse observando la vida de los demás». Dejar de compararse y ser agradecidos es otro tip que funciona.
Para los que han sido víctimas de ese sentimiento, la Universal los invita a la Sesión de Descarga Espiritual, esta se realiza los viernes en el Templo de los Milagros. Las reuniones se llevan a cabo a las 7:30 a. m., 10 a. m., 4 p. m., 12 p. m., 4 p. m. y, especialmente, a las 7 p. m.
Lea también: ¿Cómo protegerse de la envidia?
«Por envidias, nos fuimos a la quiebra»
«A mi esposa y a mí nos respetaban por la condición financiera óptima en la que nos encontrábamos. Pero eso no fue por mucho tiempo: la envidia que varias personas nos tenían, sorpresivamente, repercutió para mal y nuestro negocio quebró. Tras este acontecimiento, nos negaban hasta la palabra. Fue tal la pérdida económica que no teníamos ni para surtir la despensa…
Ambos nos refugiamos en el alcohol sin pensar en las consecuencias; incluso, le fallé a mis esposa siéndole infiel. Los problemas no se resumían a eso, también nos tocó presenciar cosas paranormales en la casa, como escuchar voces extrañas que nos llamaban o ver personas que ya habían muerto.
Cuando creí que mi única salida era suicidarme, me hablaron del Dios que predicaban en la Universal. Me interesé y accedí a la invitación que me hicieron para participar en una de las reuniones. Con mucho esfuerzo -pues hasta completar para los pasajes era complicado- acudí. Desde el inicio, no fue un proceso sencillo, pero aprendí que las cosas se conquistan con perseverancia, y eso hice.
Hoy puedo decir que el resultado de esa fe se ve reflejado en mi matrimonio, porque nos reconciliamos, nos alejamos de los vicios, tengo mucha paciencia y amor por mi familia, paz, tranquilidad. Además, los tormentos espirituales se acabaron. También tenemos un negocio que nos permite llevar una vida cómoda.» -Julio Paleo
comentarios