Tragedia en una catedral de Campinas, Brasil: ¿qué está detrás de la actitud del asesino?

São Paulo, Brasil.- La misa que inició al mediodía ya había terminado cuando el analista de sistemas Euler Fernando Grandolpho, de 49 años, entró a la Catedral Metropolitana de Campinas (interior de São Paulo), el martes 11 de diciembre. Portando dos armas, el hombre disparó contra las personas que aún permanecían en el lugar.

Los policías que patrullaban cerca, al oírlos disparos, se desplazaron al interior de la iglesia. Lograron detener al pistolero con un tiro. Sin embargo, aún herido él se mató con un disparo en la cabeza.

En total fueron 5 muertos —incluyendo al pistolero— y 4 personas heridas. Según la policía, ese número pudo haber sido mayor, pues Euler poseía munición extra.

Imágenes del sistema de seguridad de la iglesia muestran el momento en que él llega al lugar. Algunos instantes después empieza a disparar. Aún no se sabe el motivo del crimen.

En el mismo día, del otro lado del océano Atlántico, en Europa, otro atentado llamó la atención. Un pistolero abrió fuego cerca de un mercado de Navidad, en Estrasburgo —este de Francia. Él mató a dos personas e hirió por lo menos a 10.

¿Qué los motiva?

Incluso en el caso que ocurrió en la Catedral de Campinas —cuyo motivo aún se desconoce— o en cualquier otro caso semejante, la pregunta que siempre surge es: ¿qué induce a una persona a tomar un arma y salir disparándole a otras que aparentemente no tienen nada que ver con la situación, y después se quitan la propia vida?

La Sagrada Biblia da la respuesta cuando afirma que:

“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).

Acerca de este versículo, el obispo Edir Macedo explica que el ladrón al que el Señor Jesús se refiere es el mal, que encuentra espacio en el ser humano para hacer sus voluntades. Y, al mismo tiempo, Dios no lo impide. “Ante tanta maldad, usted debe preguntarse ‘¿dónde está Dios?’ Pero Él está donde siempre ha estado. Por lo tanto, el problema no es Dios, son las personas. Dios nos dio la cosa que más apreciamos: la libertad. La culpa no es de Dios”,aclaró.

Es posible resistir el mal

Todos los seres humanos luchan una batalla espiritual diariamente, en la cual el objetivo del diablo y sus demonios es dominar el comando de la vida: la mente de las personas. El mal sabe que las actitudes inician en los pensamientos. Y él, siendo espíritu, necesita un cuerpo para actuar en este mundo, pero a causa del libre albedrío, él solo puede tener acceso a la vida de quien obedece su voz.

Sin embargo, el obispo Edir Macedo aclara que los pensamientos —buenos o malos— son inevitables. El secreto es saber cómo reaccionar ante cada uno de estos.

“Los buenos (de acuerdo con la Palabra de Dios) deben ser disfrutados. Los malos, o con apariencia de buenos, deben ser expulsados. No podemos impedir que vengan, pero tenemos el poder para reprenderlos. Si los malos pensamientos vienen y no los resistimos de inmediato, estos ganan fuerza y pueden causarle daños a la buena conciencia y, consecuentemente, a la Salvación. Y cuanto más tiempo permanecen ahí, son más difíciles de reprimir. Por eso, la reacción, por medio de una breve oración mental, tiene que ser inmediata”, orienta. 

En otras palabras, es extremadamente importante resistir los ataques del diablo, con el fin de que este y toda su maldad huyan de la presencia de aquellos que no se dejan llevar por sus designios malignos.

“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Santiago 4:7).

Alerta para la Salvación

Todos los miércoles se lleva a cabo la Escuela de la Fe, una reunión especial para desarrollar su comunión con Dios. Participe en el Santuario de la Fe, en Av. Revolución núm. 253, Col. Tacubaya, o en el Centro de Ayuda Universal más cercano a usted. Encuentre la dirección aquí.