Sufrimiento de fin de año

El estrés, ansiedad y soledad revelan que el último mes del calendario puede ser más desafiante que festivo para muchas personas.
El mes de diciembre llegó y trajo una agitación que se apodera de la gente. Muchos factores favorecen este escenario, como la idea del fin de un ciclo y la presión social para celebrar y regalar obsequios a quienes amamos. Además, el dinero extra, con el pago del aguinaldo, incentiva el consumo; existe el estrés con los niños en vacaciones escolares y la necesidad de resolver los pendientes del año antes de Año Nuevo.
Toda esta prisa externa inevitablemente influye en la salud mental. «Los bajos estados de ánimo durante las festividades pueden estar directamente relacionados con la “depresión estacional”, un padecimiento que afecta a entre el 4 y 8% de la población. De acuerdo con datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), las personas más propensas a desarrollar este trastorno son mujeres entre los 25 y 30 años, además de personas con antecedentes depresivos», refiere una nota de la Fundación UNAM.
Pero, además del estrés, mucha gente también es acometida por otros sentimientos, como melancolía, angustia y ansiedad. Se han vuelto tan evidentes en los últimos años que algunos lo llaman melancolía de fin de año.
¿Qué celebrar?
Al mirar hacia el año que pasó, muchos perciben que sus planes no se concretaron como esperaban. ¿Cuántas personas están terminando el año lidiando con el desempleo, enfermedades, pérdidas o conflictos familiares? Algunas situaciones en este período, tradicionalmente asociado a la unión y al calor humano, generan un verdadero gatillo emocional, que afecta principalmente a quienes ya están vulnerables.
Emocionalmente hablando, esta época del año lleva a algunas personas a una polarización, porque la población en general comienza a entrar en ese clima de euforia por las fiestas de fin de año y entonces, aquellas personas que ya son depresivas, cuando se enfrentan a eso, se sienten obligadas a celebrar, cuando en el fondo están muy tristes. Al ver a la sociedad involucrarse con ese clima festivo, terminan sintiéndose aún más tristes porque no encuentran motivos para celebrar.
Soledad y ansiedad
En este torbellino de sentimientos, también cabe destacar la soledad y la ansiedad. A pesar de estar rodeados de muchas personas, muchos individuos sienten un vacío interior, como si la vida no tuviera sentido. La presión por aparentar felicidad, sumada a las comparaciones y frustraciones acumuladas, intensifica el deseo de aislarse. La ansiedad, por su parte, surge como reflejo de los asuntos pendientes del año, las expectativas para el próximo ciclo y el miedo a revivir errores o pérdidas.
Es natural que en este período del año las personas se sientan ansiosas respecto al futuro, pensando si el año siguiente será mejor, igual o peor para sus vidas. La mejor manera de lidiar con eso es aprender a usar la fe, porque la fe está definida bíblicamente como la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve. Así, cuando una persona desarrolla la fe en las promesas de Dios, se siente segura respecto a su futuro porque no depende de la suerte ni del destino, pues cuenta con Dios.
Año nuevo, vida nueva
Aunque la llegada del Año Nuevo suele inspirar nuevas metas y la sensación de recomenzar, en la práctica, se trata apenas del paso de un día al otro. La persona sigue siendo quien es y las circunstancias a su alrededor no se transforman automáticamente. Esto no significa, sin embargo, que todo deba permanecer igual.
Los cambios reales, por su parte, solo ocurren cuando comienzan en el interior, especialmente en la forma de pensar. Sabemos que un futuro mejor depende de un cambio de postura, de conducta y de mentalidad ya en el presente. Al fin y al cabo, cosechamos lo que sembramos. Entonces, el futuro depende de las decisiones en el presente. Por eso no hay nada mejor que la persona obedezca la Palabra de Dios y viva de acuerdo con Su voluntad. Eso sí es lo que le garantizará un futuro prometedor.
Venciendo las emociones
De esta forma, atravesar este período con más ligereza exige poner la razón delante de las emociones. Esto significa mirar la propia vida con más equilibrio, evitando comparaciones, especialmente con lo que aparece en las redes sociales. Las fotos no revelan la realidad completa y cada persona tiene su propia historia, que solo puede ser transformada cuando hay foco en lo que realmente le corresponde y no en la vida ajena.
Cabe destacar la importancia de no alimentar dudas, que muchas veces surgen como pensamientos que debilitan la mente y desestabilizan lo emocional. Si por un lado la duda es la madre de todos los males, como ansiedad, inseguridad, miedo y depresión, la fe trae al ser humano seguridad y hace que la persona se despreocupe del futuro porque cree que lo que está sembrando hoy es una semilla de justicia y cosechará el fruto de ello. Entonces, refuerzo la importancia de la fe no solo en este período, sino por toda la vida.
No estás solo
Si este fin de año se ha vuelto pesado emocionalmente, recuerda que no tienes que enfrentarlo en soledad. La Universal cuenta con una línea de atención espiritual disponible las 24 horas del día; puedes llamar o enviar un mensaje de WhatsApp al 55 55 74 32 44.
(*) La Universal aclara que todos los conceptos emitidos en este sitio web, así como la programación de radio y de televisión, son cuestiones de fe, en modo alguno deben ser interpretados como elementos con atribuciones terapéuticas, sin demérito de la medicina, ni de quienes la practican. NO DEJES DE CONSULTAR A TU MÉDICO.













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