Sin nacer del agua y del Espíritu, nadie puede ver ni entrar en el Reino de Dios

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En la meditación de este jueves 11 de diciembre, el Obispo Edir Macedo condujo una reflexión profunda sobre la naturaleza de Dios, la importancia de la revelación y el proceso indispensable del nuevo nacimiento. Él destacó algo esencial para la fe cristiana: «Dios es Espíritu. Dios es Palabra».

Según el Obispo, esa comprensión lo cambia todo, porque solamente cuando recibes el Espíritu Santo pasas a discernir la voluntad de Dios, entendiendo aquello que la letra, por sí sola, no puede revelar: «Cuando recibimos el Espíritu de Dios, entendemos Su voluntad… el propio Espíritu Santo nos hace comprender».

Como un niño en la fe

El Obispo recordó que, después de su bautismo con el Espíritu Santo, se convirtió en «un bebé en la fe». Aun así, buscaba respuestas en la Biblia diariamente y confirmaba todo lo que escuchaba en la predicación: «Siempre puse dentro de mí ese hábito de comprobar lo que está escrito para no ser engañado».

Ese es un consejo repetido con firmeza: el cristiano necesita comprobar cada palabra, incluso la del propio Obispo. La fe no es ciega, es racional, meditativa, consciente.

Quien tiene el Espíritu piensa en dar

Además, el Obispo enfatizó que el Espíritu Santo produce un cambio radical en el interior de quien lo recibe: «Cuando la persona recibe el Espíritu Santo, solo piensa en dar. Quien no lo tiene, solo piensa en recibir».

Así, la plenitud de Dios dentro de ti elimina la necesidad de mendigar amor, atención o valoración humana. El Espíritu Santo llena, consuela, guía. Es lo que nos sostiene frente a las adversidades de la vida.

¿Por qué algunos aún no lo recibieron?

Con base en Hebreos 3:7, el Obispo explicó que escuchar la voz de Dios comienza con la lectura de la Biblia. Pero no basta leer de prisa, de cualquier manera: «Tienes que analizar cada palabra… La Biblia no es un libro como cualquier otro».

Apresurarse impide la revelación. El cristiano necesita meditar, hacer preguntas, pensar. Eso es justamente lo que el Espíritu Santo desea: que razones con Dios y permitas que Él ilumine tu entendimiento.

Nicodemo y el enigma del nuevo nacimiento

En el capítulo 3 del Evangelio de Juan, Jesús confronta a Nicodemo con esta revelación: «El que no nace de nuevo no puede ver el Reino de Dios» (Juan 3:3).

Nicodemo, atrapado en el razonamiento humano, no comprendió. Y esa misma dificultad afecta a muchos dentro de las iglesias hoy.

«El nuevo nacimiento es una acción divina… Solo Dios puede hacerlo», explicó.

El nuevo nacimiento no es esfuerzo humano, sino resultado de una entrega verdadera, que pasa por una muerte espiritual.

¿Qué significa nacer del agua?

Jesús añadió: «el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios» (Juan 3:5).

El Obispo explicó que «nacer del agua» se refiere al bautismo por inmersión, un sepultamiento simbólico: «El bautismo es el sepultamiento de las voluntades, de los caprichos, de los sueños del corazón… Es morir para el mundo y vivir para Jesús».

Solo después de esa decisión consciente —morir para ti mismo, para el ego, para el pecado— es que el Espíritu Santo completa la obra, realizando el nuevo nacimiento.

El llamado para todos nosotros

El mensaje del Obispo Macedo es directo y urgente: sin nacer del agua y del Espíritu, nadie puede ver ni entrar en el Reino de Dios. No importa la religión, posición, conocimiento o tiempo de iglesia. Es necesario morir para uno mismo y vivir para Cristo.

Y esa es una decisión profundamente personal.

Desde el 10 hasta el 31 de diciembre, se está llevando a cabo el Ayuno de Daniel en todas la Universal. Son 21 días en los que estaremos enfocados en escuchar la voz de Dios y en buscar la presencia del Espíritu Santo.