«Robaba comida para darle de comer a mi hijo»
«Por la peleas, mi esposo y yo nos separamos, creí que yo sola podría salir adelante en Estados Unidos. Conseguí un trabajo, renté un cuarto y me llevé a mi hijo. Sin embargo, mi salario no rendía. Cuando me pagaban, de inmediato abonaba para la renta. No sobraba dinero para comprarle comida a mi hijo, así que, le robé comida a la señora que me rentaba.
Un día, de la nada, enfermé. Pero en los estudios no había nada.
La gota que derramó el vaso fue cuando la hija de la señora, con problemas de adicciones, llevó mucha gente; yo estaba con las luces apagadas, abrazando a mi hijo, preocupada.
Al día siguiente, fui al Centro de Ayuda, no me importó que cayera una tormenta de nieve, no quería seguir en esta situación.
Después de estar firme en las cadenas de oración, todo cambió. Tenía tanta alegría y ganas de vivir que aunque me echaron del cuarto, de inmediato encontré uno mucho mejor.
Un día, me enteré que mi esposo se involucró en las drogas y quiso quitarse la vida. De inmediato, pensé en ayudarlo, así que lo invité. Él se liberó de los vicios y, con el tiempo, decidimos regresar y casarnos.
Allá, él puso su propio negocio, compramos una casa y autos. Hoy estamos en México, tenemos luchas, pero estas no están arriba de nosotros, sabemos enfrentar un problema con Dios», Zayreth Trujillo.
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