Reunión para las familias de los obreros de todo el país

El pasado 25 de noviembre se llevó a cabo la “Tarde de las Familias con Jesús”. Una reunión especial para las familias de los obreros de todo el país. La reunión fue realizada por el pastor Sandro Alves, en la sede de la Colonia Roma, Av. Yucatán núm. 160, Ciudad de México, y se transmitió por videoconferencia para los Estados.

El pastor Sandro —en la fe de la Hoguera Santa en el Monte Carmelo— habló sobre los tres tipos de altares. Para él, el altar, en realidad, es la vida de una persona. Y cada una puede tener un tipo de altar: arruinado, deteriorado o edificado.

Caliente, tibio y frío

Para ejemplificar las enseñanzas, no obstante, el pastor usó el pasaje descrito en Apocalipsis, capítulo 3, versículo 14 al 16.

“Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca” Apocalipsis 3:14-16.

El primer altar

El pastor aclaró que la persona fría tiene su altar arruinado. Es decir: “Es la persona que nunca fue de la iglesia o incluso ya lo fue, pero no cuidó su altar. En el altar, usted es brasa viva. Cuando usted sale del altar, su vida se apaga”, enseñó.

El segundo altar

Hablando al respecto de la persona tibia, el pastor explicó que ella tiene su altar deteriorado. En particular: “Es la persona que estaba bien y tenía su vida sacrificada en el altar, pero el tiempo fue pasando y ella no cuidó el fuego del Espíritu Santo. Dejó de santificarse y de meditar en la Palabra de Dios. El altar agrietado también es el altar de los malos ojos”, afirmó.

El tercer altar

Para el pastor, el tercer altar —el edificado— representa el de la persona caliente. Según explicó, es el más importante y todos deberían mantenerse en esa categoría. “Son los que están firmes en la fe, que se separan del pecado. Son el propio sacrificio”, señaló.

Durante la reunión, las familias tuvieron momentos de reflexión y, sobre todo, de perdón. “Deje de lado las ofensas, los rencores, el odio. Ese es un momento especial. Usted no sabe lo que va a suceder mañana. Una su fe con la de su familia”, concluyó el pastor Sandro.