¿Resistir o ser resistido?

Ser constituido amigo de Dios es un privilegio concedido a una pequeña porción de aquellos que Lo buscan; pues, para eso, es necesario que estemos sujetos a Su Voluntad con humildad y con todo el corazón. En cambio, para volverse Sus enemigos, no es necesario grandes esfuerzos, basta resistir los mandamientos ordenados por el Altísimo y aliarse a los placeres de este mundo, como advierten las Sagradas Escrituras:

«¡Oh almas adúlteras! ¿No saben ustedes que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.» (Santiago 4:4).

¿Quiénes son los amigos de Dios?

Los amigos de Dios poseen una característica en común: la humildad. Y, al contrario de lo que muchos creen, ser humilde no tiene nada que ver con su condición económica, sino la capacidad de resistir a su propio ser a fin de someterse y agradar al Altísimo, siguiendo el mismo ejemplo del Señor Jesús.

Además de eso, aquellos que se sujetan a Dios se vuelven aptos para resistir los ataques del diablo y, así, alcanzar la gracia y el Reino de los Cielos.

«Por tanto, sométanse a Dios. Resistan, pues, al diablo y huirá de ustedes. Acérquense a Dios, y Él se acercará a ustedes. Limpien sus manos, pecadores; y ustedes de doble ánimo, purifiquen sus corazones.» (Santiago 4:7-8).

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Los enemigos

Dios se agrada de los humildes, pero aquellos que se resisten a Su Voluntad son igualmente resistidos por Él:

«Pero Él da mayor gracia. Por eso dice: “Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes”» (Santiago 4:6).

Esto es porque el soberbio mantiene su fe en su propia capacidad, fuerza y entendimiento, instituyéndose como su propio señor. No obstante, por mayor que sea su influencia terrenal, esta no posee valor delante del Altísimo.

La ofrenda aceptada por Dios requiere sinceridad y humildad de aquellos que desean aproximarse a Su Presencia. ¡Esto es una cuestión de decisión!

Resistir la voluntad de Dios o ser resistido por Él son elecciones diarias realizadas por medio de nuestras actitudes con relación a nuestra comunión con el Altísimo.

Para meditar más sobre el tema, ve el siguiente video: