“Quedé postrada en una cama con cáncer en la matriz”
“Fueron 20 años de sufrimiento. De niña, me daban hemorragias muy fuertes en la nariz y en la boca, presenciaba peleas entre mis padres y sufrí un intento de violación a los 9 años…
A los 15 años, comencé a trabajar, pero no me iba bien por falta de experiencia y era víctima de humillaciones. Más tarde, me casé y los dos primeros años fueron una maravilla, luego tuve a mis hijos, pero de la nada, empecé a pelear mucho con mi esposo, quien era adicto al alcohol, nos faltaba dinero y tuve que pedirles ayuda a mis padres.
Recurrí a una bruja que me hacía limpias a cambio de hacerle el quehacer doméstico, pero desde ahí, noté que ami hijo el mayor le daban dolores muy fuertes de cabeza y no descubrían la causa, el segundo tenía un dolor muy fuerte en el pulmón, a mi hija le dio dermatitis nerviosa atópica y la más pequeña estuvo hospitalizada porque cualquier cosa que comía, la vomitaba.
Por si fuera poco, me detectaron cáncer en la matriz, miomas en los ovarios y me querían operar del páncreas, del hígado y de la vesícula porque no funcionaban bien. Las enfermedades avanzaron y ya no podía valerme por mí misma. Pensaba que con morirme los problemas se acabarían, así que intenté, a duras penas, aventarme a una autopista para que me arrollara un auto, pero salí ilesa.
Uno de mis hermanos me llevó cargando a la Universal, pues me encontraba postrada en una cama. Ahí, sentí algo distinto y quise seguir yendo, incluso hice un reto con Dios y le dije que Él me tendría que sanar junto con mis hijos. Requirió fe y perseverancia, pero lo logramos. Hoy, ellos y yo estamos sanos. Mi esposo dejó de alcoholizarse y nuestra convivencia cambió para bien.
Económicamente, dejé de depender de mi familia. Pero, lo más importante es que tenemos a Dios de nuestro lado”, Elizabeth Miranda.
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