¿Qué significa entregarse a Dios de cuerpo, alma y espíritu?
Esa pregunta fue hecha por una internauta al obispo Edir Macedo en su página de Facebook, que respondió, rápidamente: “Significa colocar al Señor Jesús en primer lugar en la vida. Él tiene que ser el primero en todo”.
Es más, el primer gran mandamiento dice algo semejante, pero tiene el mismo significado:
“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mateo 22:37).
Todo cristiano conoce bien ese versículo. Este está en la punta de la lengua de todos los que profesan la fe en el Señor Jesús y, aquellos que lo cumplen sinceramente, con seguridad, no tienen ninguna dificultad de obedecer a los demás.
De él depende todo lo demás. Sin embargo, ponerlo en práctica requiere un perfecto entendimiento de lo que eso representa. Y la verdad es que el amor que muchos cristianos afirman tener por Dios está muy lejos de lo que Él exige y espera de nosotros, a fin de que podamos alcanzar la vida eterna.
Hay otro pasaje que no deja duda sobre lo que eso significa:
“El que ama a padre o madre más que a Mí, no es digno de Mí; el que ama a hijo o hija más que a Mí, no es digno de Mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de Mí, no es digno de Mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de Mí, la hallará” (Mateo 10:37-39).
Por lo tanto, entregarse a Dios de cuerpo, alma y espíritu, y amarlo de todo corazón significa hacerlo más importante que todo en su vida. Más que la esposa, el marido, los hijos, los padres, la posición social, la carrera, la reputación, los sueños personales e incluso más que la propia vida.
Agradarlo se vuelve su objetivo principal. Todo aquello que pueda sacarlo de ese enfoque, por más que duela, lo abandona.
El amor de Dios por el ser humano
El obispo Macedo aclara la razón por la que Dios exige del ser humano ese amor incondicional y por encima de todo: “Ese es el tipo de amor que Dios le ha delegado al ser humano. Tan grande fue Su aprecio por nosotros, que tuvo que arrancar de Sí mismo a Su Hijo, Jesús, y enviarlo al mundo para sufrir por la humanidad. Quiere decir, el Señor probó Su amor por nosotros”.
Y, agrega, que muchas veces Dios no manifiesta Su poder en nuestras vidas porque, para que eso suceda, necesitamos estar con nuestros corazones completamente en Sus manos, lo cual no siempre sucede.
Pero cuando la persona enfoca todo su amor en Dios, Él, a su vez, también enfoca en ella todo Su amor y, así, se establece la estrecha relación entre Creador y criatura.
Es importante resaltar que el Espíritu Santo es quien le da al cristiano las condiciones de amar a Dios sobre todas las cosas y para poseerlo dentro de sí es necesario, antes que todo, considerar al Señor Jesús como su Único Señor y Salvador.
Si usted desea estrechar su relación con Dios, participe en las reuniones que se llevan a cabo los miércoles y domingos, en el Santuario de la Fe, en Av. Revolución núm. 253, Col. Tacubaya, o en el Centro de Ayuda Universal más cercano a su casa. Haga clic aquí y encuentre la dirección.
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