¿Qué efectos tiene ingerir alcohol durante la lactancia?

“¿Qué tanto es tantito?” y “Es solo una, no pasa nada” son frases que algunas mujeres suelen usar para justificar su consumo de alcohol durante el embarazo o la lactancia. Esta última, en particular, ha sido el blanco de muchos científicos, quienes después de haber realizado diversas investigaciones, llegaron a la conclusión que este hábito en dicha etapa puede causar serios daños.

Uno de ellos es la repercusión en el sistema cognitivo de sus hijos. “El consumo excesivo de alcohol disminuye la capacidad para que los niños razonen, esto suele suceder con mayor frecuencia a los 6 o 7 años, comenta Louisa Gibson, responsable de la investigación y estudiante de doctorado de Neuropsicología en la Universidad Macquarie de Sídney, Australia.

Asimismo, señaló que las bebidas embriagantes pueden afectar directamente a las células del cerebro del lactante, así como cambiar las propiedades nutricionales de la leche materna, lo que podría causar una precoz deficiencia alimentaria en el pequeño.

Se cree que a partir de los 10 años, los niños pueden presentar una mejoría. Sea cierto o no, es importante que las mujeres que se encuentran en esta etapa tomen los debidos cuidados por su propio bien y el de sus hijos. No obstante, si se presenta una dificultad para abandonar el alcohol aún en estas condiciones, se sugiera buscar la ayuda de especialistas en el tema.

En el Tratamiento en contra de los vicios, semana tras semana, reciben a personas con problemas de adicción a esta u otras sustancias, quienes han mencionado que la fe fue su brazo fuerte para poder abandonar lo que estaba acabando con su vida, su paz, su alegría y la de sus seres queridos. Si te interesa, esta reunión se realiza los domingos a las 3 p. m. en el Centro de Ayuda Universal.

“Tanto me gustaba fumar y tomar que ni me daba hambre”

Rocío Contreras

“Cuando empecé con el vicio del cigarro y el alcohol, me volví una persona agresiva, por eso me pelee con mis padres y me salí de casa.

Las consecuencias de estar 10 años en las adicciones fueron: tejidos de mis pulmones endurecidos, ya no podía correr, empecé a adelgazar, quedé pálida, tenía manchas en la piel y mi cuerpo se secó, parecía que se hizo aguado. También alucinaba, veía sombras, no podía dormir porque sentía que me veían en la ventana o que algo se sentaba sobre mí.

Tanto me encantaba fumar y beber que con eso me sentía llena. Si comía una galleta, la vomitaba porque mi cuerpo ya no aceptaba la comida.

Llegó un momento en el que en una borrachera quise aventarme por la ventana, pero una amiga me jaló.

Llegué en el 2004, en el mismo día en el que me invitaron al Tratamiento de la Cura de los Vicios. Las personas me trataron bien y no tuve que pagar nada. Desde ese entonces no he tenido recaídas. Estoy con una vida completamente diferente, sin alucinaciones y feliz con mi familia. También ayudo a las personas que llegan al Tratamiento, si necesitan ayuda, ahí me pueden encontrar”.

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